Viernes, 29 Marzo 2024
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Economía circular: prioridad hoy y siempre

Daniela Sousa 265

Por: Daniela Souza Miranda
Vicepresidente Dow para Latinoamérica

En 2020, la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente el 5 de junio ocurrió en un momento único de la historia. Este año, las ciudades de todo el mundo adoptaron el aislamiento social como medida de protección contra el nuevo coronavirus. Y con muchas más personas en casa, sin salir, vimos varios cambios: un cielo más azul, mares y ríos cristalinos y animales más presentes en los centros urbanos. La relación de causa y efecto del impacto que tenemos en el medio ambiente está más clara que nunca.


Hay ansiedad e incertidumbre sobre el futuro. ¿Tendremos más teletrabajo y menos viajes de negocios? Es bastante probable; y estas son definiciones que deben evaluarse, incluso desde un punto de vista ambiental. Pero la reflexión que creo que es esencial es sobre la sociedad que seremos. Y a este respecto, la idea de un mundo más sostenible es una prioridad y creo firmemente que este es un momento extremadamente importante para que las empresas se apropien del tema.


El valor de algunos materiales como el plástico que brinda protección y seguridad, y ha sido evidente en tiempos de pandemia, definitivamente no elimina la necesidad de promover la circularidad: por el contrario, nos brinda la oportunidad de construir un nuevo pacto con la sociedad. Hoy, los consumidores tienen una mejor percepción de los residuos generados diariamente. Piense como ciudadano: antes, muchos de estos desechos no se concentraban en el hogar; estaban en la oficina, fábricas, restaurantes, escuelas y muchos otros lugares que visitamos. Como resultado, no teníamos que lidiar con eso. En este momento, somos más conscientes de la importancia de los materiales post consumo como materias primas y, más que eso, de nuestro impacto individual y de la necesidad de ser parte de la solución.


El Foro Económico Mundial, en un artículo publicado en mayo, defendió que "una misión colectiva es fomentar el desarrollo de la economía circular", un modelo que considera el destino de los desechos como parte del proceso y la cadena de producción. En este sentido, según el texto, las empresas tendrían que ser más proactivas e invertir en investigación y desarrollo para crear soluciones sostenibles. Además, las empresas y los gobiernos deberían asignar más recursos para educar a las personas sobre cómo funciona la economía circular y por qué la sociedad debería reutilizar y reciclar.


Todas las innovaciones que desarrollamos hoy con nuestros clientes que buscan abordar los desafíos de una sociedad en medio a una pandemia, ya nacen con la obligación de ser reciclables, excepto aquellos que por razones sanitarias no pueden reutilizarse, como los residuos del campo médico. Además de continuar con proyectos para promover la cadena de reciclaje hicimos una contribución y trabajamos de la mano de las cooperativas y recicladores en toda América Latina.


Nuevos tiempos, innumerables desafíos y la necesidad de revisar muchos conceptos sobre cómo vivimos en la sociedad; pero creo que también reafirmamos muchas convicciones. Dos de ellas, en mi opinión: la importancia de colaborar para avanzar como sociedad y la necesidad de consolidar la economía circular.

Columnistas Invitados

El mito del crecimiento verde

Por Manuel Baquedano @manuelbaquedano

Presidente Fundación Instituto Ecología Política (IEP) de Chile

 

El concepto de desarrollo sustentable se oficializó en 1992 en la Cumbre de la Tierra que tuvo lugar en Río de Janeiro y que fue convocada por las Naciones Unidas. En ese mismo momento nació el mito de que era posible que el crecimiento económico se desacoplara de sus impactos sobre el medio ambiente y los recursos naturales y diera lugar a un proceso denominado “crecimiento verde”.

Ya han transcurrido 25 años desde la formulación del concepto y su puesta en marcha por parte de los Gobiernos, las empresas privadas y los propios organismos especializados de la ONU y sus resultados han sido, simplemente, un gran fracaso: estos últimos 25 años constituyen el período de la historia en que más se han deteriorado las condiciones de vida de las especies y en que más se ha modificado nuestro entorno natural producto del cambio climático hasta amenazar hoy, seriamente, la permanencia de los seres humanos sobre la Tierra. Es por eso que podemos afirmar que los intentos de impulsar el crecimiento verde, más que aportar una solución, han formado parte del problema.

En la sociedad de consumo no existen tecnologías u objetos que sean en sí durables pues son los modos de vida los que modelan a los objetos y los transforman en mercancías atractivas. Durante todo este período de aplicación del concepto de crecimiento verde la mayoría de las innovaciones tecnológicas “ecológicas” han terminado por anular sus impactos positivos al generar otras formas de consumo y por lo tanto, de impacto. Esto es lo que se llama “Efecto retorno” o “Efecto boomerang”. En el mundo ambiental este efecto se conoce como “La paradoja de Jevons”.

William Stanley Jevons fue un economista y filósofo que vivió en Inglaterra en el siglo XIX y que observó que, al contrario del principio de la economía clásica que sostiene que la mejora de la eficiencia permite utilizar menos cantidad de un recurso, en la sociedad de consumo sucede que “Al aumentar la eficiencia, disminuye el consumo instantáneo pero se incrementa el uso del modelo lo que provoca un aumento del consumo global”.

Vivimos en un mundo donde el incremento colateral del consumo -debido a la introducción de una tecnología más eficiente desde el punto de vista ecológico- conduce a un menor costo de los productos y por lo tanto, a un aumento de la demanda. Entonces, el gran negocio de los centros comerciales puede terminar siendo la venta de productos “verdes” (y a esto ya lo comenzamos a observar).

Para ilustrarlo, podemos tomar como ejemplo la mejora del rendimiento de los distintos modelos de autos. Si existe un auto cuyo rendimiento es 10 Km. por litro de gasolina y lo cambiamos por un modelo que puede recorrer 100 Km. con ese mismo litro de combustible, el fenómeno que se produce no es que esa persona gasta menos gasolina por su uso habitual sino que tiende aumentar la cantidad de kilómetros recorridos en su auto. Con las ampolletas LED, los computadores a batería, los celulares y otros aparatos tecnológicos sucede lo mismo: permanecen encendidos mucho más tiempo que antes y, ciertamente, mucho más de lo que se necesita.

Por definición, la sociedad de consumo busca vender más productos y más mercancías y nunca vender menos. El objetivo de mantener una tasa de crecimiento del 3% de la economía global hasta el 2050 significará aumentar el tamaño actual de la economía unas 20 veces. Todas las iniciativas que proponen eliminar los desechos sin disminuir la producción y ventas de mercancías contribuyen a sostener el mito del crecimiento verde, de una economía circular a todas luces imposible de mantener sin destruir el Planeta. Debemos admitir, de una vez por todas, que el crecimiento continuo en un mundo finito no puede sostenerse sino a partir del pillaje de la naturaleza y que, en esa dirección, ya estamos caminando en los límites y que muy pronto se transformará en una situación dramática.

Estamos de acuerdo con el científico español Antonio Turiel en que “Alentar las vías evolutivas dentro del mecanismo de un (presunto) libre mercado no es más que una distracción inútil cuando lo que ya es inaplazable es un cambio del sistema económico y productivo”. O también, como dice el economista alemán Niko Paech, en que el hiperconsumismo es una verdadera droga que crea un estado permanente de ebriedad. En ese contexto, solo nos queda como remedio la vía de la simplicidad: vivir con los elementos necesarios y eliminar los innecesarios para que así todos los habitantes del Planeta podamos subsistir en mayor armonía con la naturaleza.

Internacional

Las 20 ciudades de más rápido crecimiento del mundo

Según la ONU, para 2025 la población mundial superará los 8.100 millones de personas y la mayor parte de ese crecimiento demográfico se concentrará en ciudades de África y Asia. 

Uncategorised

Mapa del crecimiento urbano global (1950–2020)

Se espera que más de un tercio del crecimiento urbano proyectado entre ahora y 2050 ocurra en solo tres países: India, China y Nigeria

Internacional

Onu llama a replantear drásticamente sistema de producción alimentario para reducir emisiones

Según un estudio presentado este martes en Nairobi, la producción de alimentos es la responsable del 60% de pérdida de biodiversidad en el mundo y el panorama tiende a ser mucho peor.

Editorial

Oportunidades financieras para las empresas ambiental y socialmente responsables

Por Cecilia Rodríguez González-Rubio
Presidenta de Catorce6

Del monto anual de inversiones globales parece todavía marginal la participación de las acciones y bonos emitidos por empresas responsables en materia ambiental, social y de gobierno corporativo. Sin embargo están ocurriendo cosas que van a cambiar los criterios y la dirección del mercado de valores. Por ejemplo el Reporte Global de Inversiones Sostenibles de 2016 da cuenta de un hito en el crecimiento de estas inversiones a nivel  global. Fue la decisión del inversionista más grande del mundo del sector público, de suscribir en 2015 los Principios de Naciones Unidas para la Inversión Responsable y de invertir ese año el 3% en inversiones sostenibles, del total de sus US$1.3 trillones en activos. La posición relevante en el mercado del Fondo del Gobierno de Pensiones de Japón hace que estas decisiones generen una tendencia a nivel global, según analistas financieros.

Lo destacado de este caso es que se trata del Japón, un país con bajos indicadores en inversiones sostenibles comparados con Estados Unidos y Europa. Incluso su Director expresó que la decisión es de largo plazo, como prioridad por encima de perseguir rentabilidades de corto plazo.

Las cifras de inversiones sostenibles van creciendo según los tres reportes bi-anuales globales que ya ha producido la Alianza Global de Inversiones Sostenibles, conformada por asociaciones regionales, que contó como financiador principal a Bloomberg LP. Las regiones participantes son Europa, Estados Unidos, Canadá, Asia, Australia y Nueva Zelanda donde se experimentó un crecimiento del 25% del informe de 2014 al de 2016. Resulta estimulante saber que ya el 53% de los activos administrados en Europa corresponden a inversiones sostenibles. En Estados Unidos corresponden al 23% y a nivel  mundial al 26%.

Los factores para la selección y administración de un portafolio de inversiones sostenibles son los factores ambientales, sociales y los de gobierno corporativo. Hay analistas que observan poca atención en este último factor y en consecuencia menores avances. Dentro de los criterios del gobierno corporativo están justamente los que brindan confianza a los accionistas minoritarios y contribuyen a dinamizar los mercados financieros. Pero también están frente a todos los grupos de interés, la transparencia, garantía de derechos, inclusión de minorías, etc.

Una mayor oferta de recursos que buscan inversiones sostenibles, generará aún más empresas con estos criterios. El caso colombiano es destacado en América Latina, hay un interesante número de empresas en el Dow Jones Sustainability Index, pero se requieren más que se desempeñen en este marco y mayor comprensión por parte de la sociedad de lo que ello significa.

En Japón, país rezagado en este frente, las decisiones de inversión las tomó el Estado mientras que en Europa, el resto de Asia, Estados Unidos y en América Latina, la fuerza y decisión provienen de individuos con consciencia sobre los superiores intereses colectivos. Quizá este sea un camino para acelerar el avance hacia economías más sostenibles.