Martes, 14 Enero 2025
Internacional

Acuerdo en París: muchas metas y pocas reglas

Tras el acuerdo unánime en la COP21 de mantener la temperatura promedio de la Tierra por debajo de los 2 grados y de llegar a 1,5 grados para fin de siglo, organizaciones de la sociedad civil, como Greenpeace, alertaron que el documento no establece los medios para alcanzar esas metas.

La única solución que ven viable es abandonar totalmente los combustibles fósiles para 2025, hacer uso inmediato y globalde las energías renovables y frenar definitivamente la deforestación para 2020. “Las vidas que se perdieron como consecuencia de los efectos del clima y ​​las que hoy están al borde del precipicio por el continuo aumento de las temperaturas exigen una acción urgente”, advierte la organización.

El texto final establece una revisión cada 5 años de los compromisos voluntarios presentados por cada uno de los países (conocidos como INDC por su sigla en inglés), a fin de lograr un compromiso mayor que permita avanzar hacia una descarbonización del planeta y lograr “neutralidad” de emisiones a partir de 2050.

El exministro de Ambiente Manuel Rodríguez Becerra opinó en su columna de El Tiempo que los empresarios latinoamericanos deberían aprender de esa “descarbonización” de la economía, porque “aún se está lejos de seguir las recomendaciones efectuadas por la ciencia, lo que es una grave expresión del déficit de liderazgo político global”.

En materia de financiamiento (quién y cómo se cubren los costos de la mitigación y la adaptación), los países con mayores capacidades y responsabilidades históricas brindarán apoyo financiero a aquellos que más sufren las consecuencias del cambio climático. Para ello, se definió un piso anual de 100 mil millones de dólares desde 2020 hasta 2025.

“La posibilidad de lograr un cambio rotundo depende de una verdadera voluntad política de los países y del movimiento social, del poder de presión que sobre los líderes delmundo puedan ejercer millones de personas comprometidas con la causa”, expresó Martín Prieto, director ejecutivo de Greenpeace Andino.

El documento final se firmará en abril de 2016 en Nueva York por todos los miembros que forman parte de la Convención, y luego quedará abierto durante 18 meses para que cada país lo ratifique internamente.

Conozca el texto completo del Acuerdo de la COP21 aquí.

 

Hábitat

Colombia tendría incentivos económicos y educativos para quienes siembren árboles

En los próximos días iniciará la discusión de un proyecto de ley que otorga privilegios le permitirá acceder a cargos y universidades públicas a quienes siembren más de cinco árboles. En Bogotá se impulsa una idea similar a nivel local.

Columnistas Invitados

Crecimiento “verde” en Colombia, un asunto holístico que requiere una visión compartida

Mauricio Rodríguez Castro

Cada vez más, la sociedad actual ejerce una mayor presión sobre la biosfera, se contaminan las aguas limpias, el aire limpio se reduce por la contaminación atmosférica y los gases de efecto invernadero impactan negativamente en el balance natural de nuestro planeta. Estamos acabando con las tierras arables fértiles, con la diversidad y con ecosistemas estratégicos para nuestra supervivencia.

Ello requiere un modelo económico que busque estar en armonía con el medio ambiente, pues los recursos que antes creíamos ilimitados son cada vez más escasos. El mundo demanda un cambio en el modelo de desarrollo.

Es entonces cuando surge la necesidad del crecimiento verde, concepto que significa fomentar el desarrollo garantizando que los ecosistemas continúen proporcionando en el tiempo los recursos de los que depende el bienestar social.

Colombia es el segundo país más biodiverso del planeta y por ello tiene un altísimo potencial para ser una economía verde integral y envolvente, que no solo permita nuestra diferenciación en el sistema económico global, sino que logre consolidarnos como líderes en una economía sostenible, verde y limpia, generando nuevas empresas, nuevos empleos, inyectando ese nuevo factor de competitividad que requiere nuestra nación para ser mucho más diferenciada en un mundo cada vez más globalizado.

La implementación de una economía verde trae consigo beneficios económicos y sociales, como ahorros sustanciales en el uso eficiente de los recursos, el agua, la energía, los insumos agrícolas e industriales, así como nuevas alternativas económicas mediante la adopción de prácticas sostenibles que pueden generar nuevos ingresos adicionales, productos reutilizables certificados, bonos de carbono, etc.

Sin embargo, quien hoy lidera esta política, que es totalmente transversal, es el débil Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Para nadie es un secreto que una de las carteras más estratégicas para el desarrollo del país maneja uno de los presupuestos más bajos de la Nación: solo el 0,3%. Entretanto, el Ministerio de Minas y Energía gestiona el 1,7%, casi seis veces más.

Y ahí se ven errores como tratar de generar más energía eléctrica a través de termoeléctricas, que requieren carbón, gas y petróleo para producir los megavatios que faltan para suplir nuestra sedienta demanda de energía. Eso es energía sucia y muy costosa frente a la producción de energía limpia o sostenible por medio de las mal llamadas fuentes no convencionales de energía renovable (FNCE), que ya no tienen nada de no convencionales. Parece que la UPME o el IPSE no asesoran a su ministro para promover y facilitar la generación eléctrica a través de estas fuentes de energía limpia.

No es algo nuevo ni poco utilizado. Costa Rica logró este año casi 300 días sin utilizar un gramo de carbón o un litro de bunker para producir energía. Los costarricenses sí lograron desarrollarse a partir de este tipo de políticas, generando un país ejemplar en este sentido.

Una regla básica de la economía nos dice que producir a partir de un bien finito influye en el precio debido a su escasez, y que un bien o servicio que se produce bajo la base constante de una renovabilidad infinita hace que el precio de estos bienes y servicios tenga una tendencia a la baja o a mantenerse. ¿No es esto evidente para todos? Lo que es peor: muchos no logran relacionar que el problema que tenemos con el fenómeno de El Niño no es más que parte de un incipiente efecto invernadero o cambio climático que crece exponencialmente en todo nuestro planeta, con sus consecuencias directas en nuestro ambiente, en nuestra economía y en nuestra sociedad en general.

Por todo ello, en nuestro país es urgente que hablemos un mismo lenguaje, porque hoy somos una torre de babel.

Investigación
Internacional

Muere en accidente de káyac el millonario ecologista Douglas Tompkins

El millonario ecologista estadounidense Douglas Tompkins, fundador de las marcas de ropa North Face y Esprit, murió este miércoles en la Patagonia chilena debido a una severa hipotermia, tras sufrir un accidente en su káyac en el lago General Carrera, en la frontera entre Chile y Argentina.

Un fuerte viento, que generó olas hasta de tres metros, causó la volcadura de la embarcación en la que viajaba Tompkins junto a otras cinco personas. Tras el naufragio, tres de los ocupantes llegaron nadando hasta un islote cercano, pero el magnate de 72 años y otros dos pasajeros permanecieron durante varios minutos en las frías aguas antes de ser rescatados.

El empresario fue el creador de las marcas de ropa Esprit (que hoy cuenta con más de 900 tiendas en 40 países) y North Face, destinada en un principio para practicantes de deportes al aire libre y que se popularizó entre el público general a partir de los 90.

Tras amasar su fortuna y vender su participación en ambas empresas (entre otras cosas por considerar que el consumismo representado en marcas como Esprit colaboraba con la destrucción del medio ambiente), Tompkins se radicó en una pequeña granja en Chile y dedicó millonarios recursos para comprar grandes extensiones de tierra en la Patagonia para convertirlas en parques protegidos.

Creó la Foundation for Deep Ecology, para apoyar a los ecologistas, y la Conservation Land Trust, con el fin de financiar proyectos ambientales en Argentina y Chile, entre ellos el Parque Nacional Corcovado, el sexto más grande de Chile, que fue posible gracias a una donación de más de 200 mil hectáreas.