Martes, 19 Marzo 2024
Columnistas Invitados

¿Y qué es eso de la ecocrítica?

Foto Pablo JBB

Por: Pablo Alejandro Quintero Duarte
Docente y Magíster en literatura 

Dadas las circunstancias de nuestra época actual, el discurso ambientalista cobra mayor y mayor importancia en nuestras sociedades, desde todos los campos del saber. La ecología es por definición una ciencia que está en un cruce de caminos entre las ciencias exactas de la naturaleza y las ciencias sociales: no puede estudiarse la interacción de los seres vivos con su entorno, asunto para nada simple del que se ocupa esta ciencia, sin contemplar las interacciones de humanos, tiempo, animales, urbes, plantas, suelos, sociedades, creencias, clima, etc.

La ecología es, pues, una ciencia de interconexiones, de aquellas que de manera sumamente compleja nos hablan de cómo todo está conectado con todo, en el mundo natural (del cual hacemos parte) o en el mundo artificial (que no podría existir sin el natural).

Sin perder de vista el carácter interdisciplinario que ha caracterizado a la ecología desde su nacimiento, es relevante pensar en vías para el activismo, el pensamiento y la producción académica de enfoque ambiental que pongan sobre la mesa nuevas maneras de combinar las interacciones de los diferentes campos del saber para pensar la relación del humano con la naturaleza. La ecocrítica es una de esas variantes. Este “modo” de pensar la relación humano-naturaleza (que es a su vez un conjunto muy heterogéneo de perspectivas que se aproximan a esa relación), no parece ser algo muy conocido en nuestro país. Sus orígenes académicos, alrededor de facultades francesas y norteamericanas de literatura, pueden ayudar a explicar por qué se la tiende a asociar simplemente con un enfoque de crítica literaria (o resulta del todo desconocida en facultades de ciencias naturales) o, para el caso del arte de las letras, por qué se la ve como un enfoque de crítica literaria que fuerza una lectura políticamente correcta de la manera en que una obra literaria representa la relación del ser humano con el mundo natural. Se olvida, sin embargo, que las lecturas que la ecocrítica puede ofrecer de cuentos, novelas, ensayos y demás son simplemente posibilidades de lectura que enriquecen la reflexión que podemos hacer sobre nuestro rol como miembros del enorme y complejo ser vivo en el que vivimos y que denominamos planeta Tierra, sin detrimento de la calidad artística de una obra dada.

En el mismo estilo complejo que caracteriza a la ecología, la ecocrítica no se limita a analizar obras literarias desde una perspectiva ecológica. También puede dar lugar a análisis del discurso, por medio de lo cual ofrece una crítica de la forma en que nuestras instituciones se han pronunciado sobre problemáticas específicas del medio ambiente en documentos oficiales, textos académicos especializados, alocuciones, investigaciones, revistas, entre otros. Nos muestra que metáfora y concepto científico están íntimamente relacionados entre sí. Analiza la forma en que ha cambiado el lenguaje que usamos para referirnos al medio ambiente y las razones que operan detrás de esos cambios. En esa tarea, como puede esperarse de su naturaleza compleja, la ecocrítica recurre al discurso filosófico, literario, lingüístico, político, académico. Hace visibles las interconexiones existentes entre esos campos-ciencias-ecosistemas; algo muy eco-lógico.

Ofrece lecturas de la forma en que nuestras sociedades han tratado a la naturaleza de la misma manera en que injustamente ha tratado a la mujer: ecofeminismo. Habla de las luchas de comunidades étnicas o campesinas, activistas, entre otros grupos humanos, por una mejor manera de existir en armonía con la naturaleza: trabaja junto a la justicia medioambiental.

La ecocrítica puede analizar el modo en que las licenciaturas piensan modos pedagógicos de despertar consciencia medioambiental, o el modo en que las obras literarias que hablan de la naturaleza pueden ser usadas para despertar ese tipo de sensibilidad, de inteligencia. La ecocrítica puede ayudarnos a crear antologías de pensadores y autores que han sumado sus voces a la defensa de la naturaleza mientras proponen conexiones entre diferentes campos del saber. Podríamos recopilar lo que caracterizaría el pensamiento-activismo ambiental particularmente colombiano en obras de diferentes géneros y estilos.

Sorprende que en Colombia, ante la abundante proliferación de voces que hablan de nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza, este campo interdisciplinar no reciba mayor atención por parte no solo de las facultades de literatura sino de otras disciplinas. No se conocen cátedras específicas sobre ecocrítica dictadas por filósofos, literatos, antropólogos, lingüistas, ecólogos, economistas, artistas, biólogos, etc. No dudo de que haya personas con interés y algún tipo de actividad en la ecocrítica en diferentes partes de nuestra geografía pero, en mi experiencia personal, sigue siendo un lugar común que, cuando hablo con alguien del mundo académico, me interpelen en respuesta a la mención de este tema con la pregunta: ¿y qué es eso de la ecocrítica?

Viaje Ambiental

Convocatoria video documental en congreso de ecología 2016

Un espacio de presentación de documentales se encuentra abierto en el Congreso de Ecología que se realizara en Bogotá del 29 de noviembre al 2 de diciembre.

Bienestar

Gobierno y sociedades médicas promocionan la prescripción de la “vitamina N”

Se trata de una campaña que busca incentivar el contacto con la naturaleza como un método científicamente comprobado para enfrentar varias patologías.
Columnistas Invitados

Los pioneros latinoamericanos de la ecopolítica

Margarita Marino de Botero

Desde el documento de la Fundación Bariloche hasta el informe de Cocoyoc, los estudiosos latinoamericanos cuestionan si los modelos históricos vigentes de extracción y aprovechamiento de nuestros recursos naturales pueden aminorar la inequidad o resolver los problemas de la pobreza, si la manera como producimos y consumimos destruye los bienes naturales, modifica sus paisajes, altera ecosistemas, crea exclusión social en las grandes urbes, impide el fortalecimiento de opciones locales y construye aspiraciones y corrientes contrarias a la defensa del ambiente sano y a su preservación en el tiempo.

Tiene todo que ver con el sentido de nuestras visiones del desarrollo, las nuestras y las de nuestra historia ancestral, de lo que queremos, diseñamos y hacemos. Cómo construimos sociedad y cultura, comportamiento y valores. Cómo actuamos, cómo vivimos y cómo queremos vivir. Una prosperidad sin destrucción ambiental irreversible supone proponer una economía que contemple los bienes y servicios ambientales, pero sobre todo un estado con legitimidad ecológica, una política ambiental que dé valor y sentido a la naturaleza como bien intrínseco, bien público, social, cultural y de bienestar común. Un compromiso político regional y global para la defensa ambiental a través de la información, la educación y una ciencia incluyente que impulse un cambio cultural universal.

Una prosperidad sin destrucción ambiental
irreversible supone proponer una
economía que contemple los bienes y
servicios ambientales

“Nuestra Propia Agenda”, un documento elaborado por más de 30 expertos latinoamericanos hace 30 años con ocasión de “La Cumbre de la Tierra - Río92”, reconoció la historia ambiental de la región, la disponibilidad de sus recursos y bienes ambientales, las históricas modalidades de extracción y disposición de los recursos, examinados especialmente por su importancia para las economías y las rentas nacionales, y demostró el negativo impacto ambiental de los dos últimos siglos en la ocupación y uso del territorio y los espacios naturales.

Anotó con firmeza las evidentes contradicciones dentro de la modalidad de desarrollo prevaleciente en la región, los conflictos cada día más fuertes entre el crecimiento y el medio ambiente. Formuló las preguntas pertinentes y previno las consecuencias de un desarrollo limitado y equivocado y rescató los indudables aportes que el pensamiento ambiental había realizado en el periodo 1950-1990, resaltando sus aspectos distintivos e innovadores, que apuntan al corazón de las agendas de política pública.

Los ambientalistas latinoamericanos enfatizaron un aspecto esencial de lo ambiental, la incidencia de la actividad humana y el efecto de los modelos económicos. Admitiendo problemas globales, como la reducción o eliminación de la contaminación, propusieron ampliarlo a generar un planteamiento político sobre las alternativas de desarrollo local regional y global. “Ante los fuertes embates naturales y sociales que sufren nuestros sistemas ecológicos y sociales, ¿cuál es el grado de elasticidad que es posible prever?, ¿cuál es la capacidad que tendremos hacia el futuro cuando el cambio climático y el cambio global tensen cada vez más nuestros límites y pongan en
serios desafíos el mantenimiento de nuestras sociedades?”*.

Considerando que el planeta es el único hogar de que dispone el género humano, “nuestra casa común”, como expresa el pontífice Francisco, existen razones apremiantes para esta discusión que nos lleva a explorar las posibilidades del desarrollo sostenible y la forma de minimizar los impactos humanos negativos para el funcionamiento de los sistemas de la Tierra, sistemas sin los cuales es imposible la vida. Confirmar lo obvio: la salud de la naturaleza es la salud de la humanidad.

* Sejenovich, H. (coord.); Slutzky, B.; Cabrera, S., y Aguirre, P. (2012). Rescatando la historia perdida. El pensamiento ambiental latinoamericano a la luz de las contradicciones actuales del desarrollo.

Internacional

Por “destruir” el paisaje, cierran a turistas el ingreso a playa en Tailandia

A partir del 15 de octubre estará prohibido el ingreso de turistas a una de las playas más hermosas del planeta. Se trata de la isla de Koh Tachai, en el Parque Nacional de Similan (Tailandia), catalogada como una de las mejores del mundo para bucear, por la biodiversidad marina que se concentra en la zona. Sin embargo, los corales y peces ahora tendrán que ser protegidos con una medida de prohibición.