Cientos de animales marinos ingieren microplásticos acumulado en el mar, residuos de máximo cinco milímetros de diámetro.
Los más recientes estudios sobre el tema afirman que alrededor de 529 especies han sido afectadas por consumir estos residuos o quedar enredadas en los mismos. Lo que más preocupa a las autoridades internacionales es que algunas de las especies que consumen los microplásticos hacen parte del comercio mundial de carne marina como los mejillones, las gambas, las langostas, las sardinas o el bacalao.
Foto de www.ecologiaverde.com
Sin embargo, los últimos estudios de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre la materia, llegan a afirman que no hay evidencia que despierte alarmas. “Aunque nos preocupa la ingesta de microplásticos por parte de las personas a través de pescados y mariscos, actualmente no tenemos evidencias científicas que corroboren efectos dañinos en animales salvajes”, explica la investigadora Amy Lusher.
Como aporte al tema, la revista Royal Society de Londres, revista especializada en biología, realizó un estudio para entender las razones que llevan a los animales a consumir el plástico; descubriendo que la razón de este comportamiento se debe a que los restos están cubiertos de material biológico como las algas que imite el olor de la comida.
“Muchos animales marinos dependen de su olfato para encontrar su comida, mucho más que los humanos”, afirma Matthew Savoca, líder de la investigación. Lo que parece indicar que el plástico “engaña” a los animales marinos, siendo para ellos difícil diferenciarlo de su alimento.
Foto de www.ecologiaverde.com
Esto empeora si se tiene en cuenta la presencia de sustancias contaminantes que se añaden al plástico durante su fabricación.
El plástico es un material producido a gran escala (322 millones de toneladas producidas en 2015), y gran parte de este termina vertido en los océanos. Para el 2010 se arrojaron entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de ese tipo de basura.
“Muchos animales marinos dependen de su olfato para encontrar su comida, mucho más que los humanos”, afirma Matthew Savoca, líder de la investigación. Lo que parece indicar que el plástico “engaña” a los animales marinos, siendo para ellos difícil diferenciarlo de su alimento.
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Esto empeora si se tiene en cuenta la presencia de sustancias contaminantes que se añaden al plástico durante su fabricación.
El plástico es un material producido a gran escala (322 millones de toneladas producidas en 2015), y gran parte de este termina vertido en los océanos. Para el 2010 se arrojaron entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas de ese tipo de basura.