El operativo de la CAR detecto afectaciones al suelo, agua, aire y paisaje con la extracción de carbón de piedra y lignito.
En flagrancia fueron descubiertas las actividades /Car Cundinamarca
En flagrancia fueron encontradas dos personas que realizaban explotación y extracción subterránea de carbón mineral en la mina El Cajón II, ubicada en zona rural del municipio de Lenguazaque en el departamento de Cundinamarca, estos sujetos una vez fueron ubicados por las autoridades no contaban con los permisos ambientales correspondientes para ello, por lo que la CAR Cundinamarca determinó la suspensión inmediata de las actividades, debido a que generaban graves afectaciones a los recursos naturales como el suelo, aire y agua.
La captura se dio a través de la Unidad Integrada de Gobernabilidad Ambiental - UIGA de la CAR, con el apoyo del Escuadrón Móvil de Carabineros de la Policía Nacional y varios hombres de inteligencia que desde hace varios días seguían la pista a estos sujetos, a quienes se les hizo el decomiso de ocho martillos percutores neumáticos, los cuales causaban un gran impacto negativo al ecosistema.
Fuente de agua contaminada /Car Cundinamarca
Fuente de agua contaminada /Car Cundinamarca
Según la información de la comunidad, en la mina se producía unas 300 toneladas de carbón y otras 50 de material estéril al mes, lo que generaba ingresos significativos a estas personas y un daño irreparable al medio ambiente, según lo confirma el informe técnico de la UIGA – CAR en el cual sostiene que “el efecto ambiental más importante de la minería subterránea es la extracción de recursos naturales no renovables, que en el presente caso se realiza sin instrumento ambiental vigente. Las afectaciones ocasionadas por la minería de carbón por socavón en la superficie del terreno incluyen los hundimientos, asentamientos, desniveles, curvaturas, deslizamientos, así como el estiramiento y la compresión de la parte superficial del suelo”.
En este caso la actividad minera ocasionó erosión por la inadecuada disposición de materiales sobre el suelo y fuerte acidificación a causa de la escorrentía superficial; además, la explotación subterránea requiere áreas adicionales en la superficie del terreno para las instalaciones de infraestructura requerida para ello, de modo que se produjo un impacto por la falta de medidas de mitigación y control de movimientos de tierra.
Taladros percutores hallados/Car Cundinamarca
Taladros percutores hallados/Car Cundinamarca
En cuanto a la contaminación hídrica, la actividad realizaba un vertimiento de aguas asociadas a la minería que se disponían al cauce de la quebrada El Cajón sin los tratamientos ni permisos ambientales respectivos. La explotación subterránea de carbón, ocasionó contaminación química del agua y generó aportes importantes de sólidos disueltos y suspendidos. Adicional a esto y de acuerdo a investigaciones previas, algunas zonas presentan altos contenidos de azufre y hierro que ocasionan descargas ácidas en el agua.
Por otra parte, se pudo evidenciar emisiones atmosféricas generadas con la actividad, pues estas labores aportan material particulado debido a la manipulación del carbón (descargue, acopio, cargue y transporte) así como la acción del viento y el uso de maquinaria y vehículos. A su vez, como consecuencia de las perforaciones subterráneas, hubo liberación de gases tóxicos como el metano que generan un riesgo de muerte por su explosividad al mezclarse con el aire (este uno de los gases principales que promueven el efecto invernadero).
Por último, la afectación al paisaje se dio por la evidente alteración en la forma, textura y calidad del mismo, principalmente por la deficiente disposición técnica de materiales y de toda la infraestructura de la mina.
La CAR Cundinamarca señaló que seguirá desarrollando este tipo de operativos que promueven el cuidado ambiental del territorio e invitando a las comunidades a que denuncien estas actividades que atentan contra los recursos naturales.
/Car Cundinamarca
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