Martes, 23 Abril 2024

Grupos de comunidades chocoanas se organizaron para vigilar y proteger de la degradación ambiental uno de los territorios más biodiversos y lluviosos del planeta.

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Área degradada por minería mecanizada ilegal detectada por brigadistas del Consejo Comunitario Mayor de San Isidro, municipio de Río Quito, Chocó.


El bosque húmedo tropical y las pequeñas cadenas montañosas al interior de los Consejos Comunitarios de Villa Conto, San Isidro, Santo Domingo Boca de Tanando y Cocomopoca en el Departamento del Chocó, están siendo recuperadas y protegidas contra cualquier tipo de explotación por un grupo de brigadistas que se ha tomado muy en serio su trabajo.

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) a través de su Programa Oro Legal y los consejos comunitarios anteriormente mencionados han comprometido esfuerzos y recursos para vigilar y proteger, mediante acuerdos comunitarios, 14.994 hectáreas donde predominan una gran variedad de hábitats que albergan especies endémicas de fauna y flora.

En tal sentido, se crearon cuatro brigadas de monitoreo ambiental o pequeños grupos conformados por personas de la región, que conocen ampliamente el territorio, la mayoría de ellos se dedicaban a la minería. Por lo general la integran cinco personas, entre ellas tres brigadistas, un técnico de campo y un coordinador. Su trabajo consiste en monitorear periódicamente un área, previamente seleccionada mediante coordenadas, en la que se establecen “Parcelas Permanentes de Monitoreo”. En estas se realizan las siguientes actividades:

  1. Detectar si existe actividad minera mecanizada ilegal.
  1. Identificar áreas degradadas por minería e iniciar su proceso de rehabilitación con especies maderables.
  1. Levantar inventario de especies maderables de alto valor comercial.
  1. Recolectar semillas y trasladarlas a los viveros de cada zona para el proceso de germinación, posteriormente, las introducen en las áreas degradadas por minería mecanizada ilegal.
Este proyecto prodría replicarse a otras regiones del país que reciben importantes impactos ambientales como resultado de las distintas actividades antrópicas realizadas. Las valiosas labores de cada Consejo comunitario se pueden resumir a continuación:

Consejo Comunitario Mayor de la Organización Popular Campesina del Alto Atrato (Cocomopoca)

Su compromiso es monitorear 5185 hectáreas ubicadas en las comunidades de Yuto, Arenal, Doña Josefa y Samurindó, municipio del Atrato. Los brigadistas, a marzo de 2018, han identificado 423,6 hectáreas degradadas por minería mecanizada ilegal. Actualmente se encuentran en el proceso de germinación de semillas en vivero. Se estima que inicien jornadas de rehabilitación asistida en el mes de julio.

Consejo Comunitario Mayor de Villa Conto

Tienen como misión vigilar 4014 hectáreas en el municipio de Río Quito. A cierre del primer trimestre de  2018,  la  brigada  ha  detectado 485 hectáreas degradadas por minería mecanizada ilegal. Ya iniciaron siembras de maderables en 11,4 hectáreas para su proceso de rehabilitación.

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Brigadistas, Consejo Comunitario Cocomopoca.


Consejo Comunitario Mayor de San Isidro
 
El área pactada para monitorear es de 5277 hectáreas en el municipio de Río Quito. Los brigadistas han identificado 483,8 hectáreas degradadas por minería mecanizada ilegal, y han avanzado con la siembra de especies maderables en 218 hectáreas con el objetivo de restablecer su cobertura vegetal. 
 
Consejo Comunitario Santo Domingo Boca de Tanando
Este consejo comunitario estableció con el Programa Oro Legal un acuerdo para monitorear 518 hectáreas en el municipio del Atrato, las cuales fueron abordadas en un primer recorrido donde no se detectó minería ilegal. Los brigadistas programan nuevas rutas para vigilar las áreas acordadas.

Las condiciones climáticas y los encuentros ocasionales con reptiles, insectos y hormigas ponzoñosas, han dificultado el trabajo que realizan las brigadas de monitoreo, no obstante, se las ingenian para sortear los obstáculos y cumplir con los recorridos programados.

En su ruta se han encontrado con quebradas crecidas, bosques montañosos inexplorados de difícil acceso y terrenos pantanosos. Así mismo, han hallado vegetación exótica y una gran variedad de mamíferos, como el oso perezoso, que se encuentra en vía de extinción por la destrucción de su hábitat.

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Flores exóticas, algunas de ellas de la familia de las Asteraceae, encontradas por brigadistas durante sus recorridos.


Los brigadistas recorren un promedio de 48 kilómetros al mes, en jornadas de cuatro y seis horas. En estos recorridos han identificado especies maderables como: Peine Mono (Apeiba aspera Aubl), Guamo (Inga heteróptera willd), Abarco (Cariniana pyriformis), Caimito (Chrysophyllum cainito), Cedro Macho (Carapa guianensis Aubl), Algarrobo (Ceratonia siliqua) y Nuánamo (virola SP), entre otras.
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