Lunes, 4 Agosto 2025

La gestión eficiente del recurso hídrico ha evolucionado de un enfoque netamente ambiental a convertirse en una ventaja estratégica.

 Agua saliendo de un tubo

/Canva/


En un país como Colombia, con desafíos significativos en la distribución y calidad del agua, el sector privado tiene un papel decisivo en la transformación hacia una gestión más eficiente y sostenible del recurso hídrico.

Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MinAmbiente), la GIRH busca una planificación coordinada del uso del agua, considerando la disponibilidad, calidad, demanda y la protección de los ecosistemas que la regulan. Este enfoque reconoce que el agua es un recurso escaso, vulnerable y esencial para el desarrollo económico.

El marco conceptual se apoya en los principios establecidos por la Conferencia Internacional sobre Agua y Medio Ambiente de Dublín (1992), que destacan el agua dulce como un recurso finito y vulnerable, esencial para la vida, el desarrollo y el medio ambiente y la necesidad de su gestión participativa. En otras palabras, la GIRH propone una visión integrada del agua como recurso estratégico y no solo como un insumo.

Para las empresas, esto implica no solo cumplir con la normativa ambiental, sino anticiparse a riesgos operativos y fortalecer su posición en un mercado cada vez más exigente con los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).


Ventajas para las empresas


1. Reducción de costos operativos:
 la eficiencia en el uso del agua y el tratamiento de aguas residuales disminuye el gasto energético y en insumos, mejorando el margen operativo.

2. Cumplimiento normativo y acceso a incentivos: la adopción de políticas como la Política Nacional para la Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIRH), así como la implementación de sistemas certificados de gestión ambiental, permite acceder a incentivos tributarios y mecanismos de financiación verde. Esto se encuentra respaldado en lo dispuesto por el Estatuto Tributario y el Decreto 2205 del 26 de diciembre de 2017.

3. Reputación corporativa y licencias sociales: las empresas con políticas hídricas claras y medibles mejoran su imagen ante clientes, inversionistas y comunidades, reforzando su legitimidad y estabilidad operativa.

4. Innovación tecnológica: invertir en tecnologías de reúso, eficiencia y monitoreo permite modernizar procesos, facilitar auditorías y acceder a nuevos mercados o certificaciones ambientales.

5. Mitigación de riesgos climáticos y de abastecimiento: las empresas que evalúan su huella hídrica y aplican medidas correctivas están mejor preparadas para enfrentar fenómenos como sequías, racionamientos o conflictos por uso del agua.

6. Alineación con los ODS y estándares internacionales: iniciativas como el Pacto Global y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial el ODS 6 (Agua limpia y saneamiento), promueven un rol activo del sector privado en la sostenibilidad hídrica, lo cual es valorado por fondos de inversión y consumidores conscientes.

En regiones como el Caribe seco y el altiplano cundiboyacense, donde el agua es escasa o su gestión resulta ineficiente, la implementación de una estrategia de GIRH permite a las empresas garantizar su continuidad operativa, diferenciarse frente a competidores y consolidar alianzas público-privadas con impacto real.

La gestión del recurso hídrico ha dejado de ser un asunto exclusivo del sector público o de las organizaciones ambientales. En el ámbito empresarial, representa una estrategia de eficiencia operativa, resiliencia frente al cambio climático y sostenibilidad financiera. Adoptar un enfoque proactivo frente a la GIRH es apostar por un modelo empresarial sólido, competitivo y responsable.

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