Invitado por el Instituto de Investigaciones Polares de Japón, el profesor Óscar Ramos recolectó datos importantes para usarlos en las zonas heladas de Colombia.
Profesor Óscar Ramos / Foto: La Salle
Se trata del continente más frío, seco y turbulento de todos, con 14 millones de kilómetros cuadrados de los cuales el 98% están cubiertos de hielo en promedio de 1.9 km de espesor. Allá llegó el Profesor colombiano, Óscar Ramos, de la Universidad de La Salle y vivió en condiciones extremas durante 120 días.
La expedición tuvo como objetivo principal comparar ecosistemas Antárticos con ecosistemas de alta montaña colombianos, dado que estas dos zonas tienen en común las condiciones extremas en cuanto a aspectos como temperatura, radiación y velocidad del viento. Para este propósito se utilizó como modelo de estudio la diversidad y abundancia de líquenes, uno de los organismos vivos que subsiste en condiciones extremas.
“Estos organismos se encuentran en estado de la latencia durante el invierno, pero cuando el hielo retrocede por el verano, empieza a derretirse y las rocas quedan expuestas, estos organismos se reactivan”, explica Ramos.
Sobre los resultados de su trabajo, señala que “muestras tomadas y los hallazgos resultantes son de vital importancia y aplicación en las montañas colombianas con condiciones similares a las de La Antártica. Colombia tiene 37 km2 de hielo en las cumbres, esto representa un excelente laboratorio de exploración de los efectos del cambio climático global sobre las zonas más frías del planeta. Los glaciares nacionales están por encima de 4.830 msnm, que es el punto actual desde el cual se pueden encontrar procesos de acumulación y formación de hielo”.
Él estuvo como miembro invitado en la expedición que hace Japon a ese continente, que organiza anualmente la NIPR (Instituto de Investigaciones Polares) y que utiliza el rompe hielo “Shirase” como medio de transporte de personal y provisiones a su estación permanente allí, llamada “Syowa”. “Estos lugares que visité, por temas de logística solo son visitados en verano, es decir el periodo de tiempo comprendido entre noviembre y principios de abril, momento cuando empieza la transición hacia el largo el invierno Antártico”, finaliza el investigador.