Anualmente cae sobre toda la Tierra en promedio casi un metro (990 mm) de lluvia o nieve, pero estas precipitaciones no se distribuyen de manera uniforme.
/Visual Capitalist by PerrinRemonte/
Usando datos de Chelsea Climate el cartógrafo Perrin Remonté, publicado por Visual Capitalist, nos muestra el siguiente mapa. La mitad en azul recibe más de un metro de lluvia o nieve al año, mientras que la otra mitad experimenta una lluvia más moderada.
Algunos factores como la proximidad al agua, las latitudes más bajas, la topografía y los vientos alisios influyen en esta desigualdad en la precipitación mundial.
Los datos revelan que la mayor parte de la Tierra que recibe lluvias superiores a la media está cubierta por océanos, que representan el 71% de nuestra superficie.
Según datos del banco mundial Colombia, ubicada en la región ecuatorial y cercana a la Zona de Convergencia Intertropical, se destaca como un ejemplo clave liderando la lista de los países con mayor precipitación recibiendo en 2020 un total de total de 3,240 milímetros de lluvia.
Este mapeo revela que los países ecuatoriales o con costas importantes lideran en lluvias. Sin embargo, hay excepciones intrigantes, como Bután, sin salida al mar, pero impactado por el monzón del suroeste se ubica en el puesto 24 con un total de 2.200 mm de precipitación.
En contraste, algunos países del norte de África, como Egipto y Libia, son áridos a pesar de sus costas. Factores climáticos y geográficos únicos en estas regiones como sistemas climáticos de alta presión, montañas que generan sombras de lluvia y corrientes oceánicas frías influyen en esta aridez.
Destaca además que en naciones como India, China y Estados Unidos, las zonas costeras experimentan precipitaciones por encima de la media en contraste con las áreas interiores sin acceso al mar.
Este mapeo no solo ofrece una visión fascinante de la variabilidad climática, sino que también es esencial para científicos que estudian el sistema climático global. Además, tiene aplicaciones prácticas en la gestión del agua, monitoreo de sequías e inundaciones, y mejora las predicciones meteorológicas a corto plazo. En el caso de Colombia, este conocimiento es crucial para comprender y gestionar eficazmente los recursos hídricos en la región.