Viernes, 19 Abril 2024

El ritual conocido como Grindadráp, además de ser una de las principales fuentes de alimento, significa poderío y grandeza, pues al ser animales tan grandes requieren individuos fuertes para su manejo.

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 Foto: Sea Shepherd

Cada año se tiñen de rojo las aguas del Atlántico Norte, las mismas que bañan las costas de las islas Feroe (un archipiélago autónomo de 18 islas ubicado entre Noruega e Islandia, pero que forma parte de Dinamarca).

Sin embargo, no responde a ningún fenómeno natural, es fruto de una práctica tradicional de la región llamada Grindadráp que implica la matanza de por lo menos 800 mamíferos marinos al año. Desde los niños hasta los ancianos cazan con arpones o cuchillos entre los meses de julio y septiembre.

Esta práctica, considerada para muchos un macabro ritual, se remonta al año 1584. Los feroeses tenían por costumbre cazar cetáceos para repartir su carne y grasa entre los habitantes, quienes las almacenaban de cara al crudo invierno, época en la que los alimentos escaseaban. En la actualidad, las autoridades del archipiélago mantienen este mismo argumento para defender la continuidad de la tradición.

Las ballenas y calderones son asesinadas cuando se producen los movimientos migratorios, obligándolas los ciudadanos a nadar hasta la orilla, quedando arrinconadas en los barcos pesqueros, así quedan a merced de la comunidad y propinan un golpe mortal en la columna vertebral, para luego exhibir a los animales muertos.

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Foto: Erik Christensen CC BY-SA 3.0

Pese a la crudeza de esta tradición, las leyes locales y estatales la respaldan, contraviniendo así los dictámenes de la Comisión Ballenera Internacional (CBI).

La CBI fue establecida bajo el Convenio Internacional para la Regulación de la Pesca de la Ballena, firmado el 2 de diciembre de 1946 en Washington DC. El objetivo de la Convención es velar por la conservación adecuada de las poblaciones de ballenas y posibilitar así el desarrollo ordenado de la industria ballenera.

Bajo este marco, la CBI prohibió en 1986 la caza comercial de estos animales para que las poblaciones de cetáceos pudieran recuperarse. La prohibición, sin embargo, no afectó a algunos países que practican la cacería de ballenas para subsistir, como parte de su cultura. Es el caso de las islas Feroe, donde la pesca se define como una “actividad comunitaria”, debido a que la carne no se comercializa, sino que se comparte entre los habitantes, tal y como informa el medio de comunicación BBC.

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 Foto: Sea Shepherd

En este sentido, la regulación del archipiélago estipula que las ballenas deben ser matadas lo más rápido posible para “minimizar” su sufrimiento y restringe el uso de determinadas herramientas que puedan acentuar su agonía. No obstante, algunas voces denuncian que los feroeses utilizan cuchillos de cocina para ejecutar a sus presas.

Mientras, la organización para la conservación de la fauna marina Sea Shepherd solicitó a la Unión Europea, en 2018, medidas firmes contra este tipo de prácticas. Lo cierto, es que se estima que la población de calderones está conformada por más de 800.000 ejemplares en el mundo, una cifra que impresiona si se tiene en cuenta los cerca de tres millones de delfines comunes que habitan, tan solo, en la región tropical del este del Pacífico.

 

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