Tras fuerte presión de ambientalistas, una de las multinacionales más grandes de producción de aceite de palma en Asia, se ha vuelto ejemplo de sostenibilidad para la región.
El aceite de palma es un producto que muchas personas usan a diario sin siquiera saberlo. Este se encuentra presente en una enorme cantidad de productos alimenticios, cosméticos y de higiene como el aceite para freír, los helados, las margarinas, varios dulces, pizzas, sopas, pastas, jabón, shampoo, pasta dental, entre otros. Adicionalmente, el aceite de palma ha venido siendo usado como un biocombustible, en reemplazo de combustibles fósiles. Sin embargo, a pesar de su uso como combustible alternativo, son muchas las organizaciones y los activistas ambientalistas que se han opuesto a la producción irresponsable del aceite de palma ya que sus impactos medioambientales en Asia, donde tumban selva para instalar plantaciones, son de deforestación, destrucción de hábitat natural de especies como el orangutan, y alta emisión de gases de efecto invernadero.
Foto tomada de www.ioigroup.com
Por las razones anteriores, la mundialmente conocida ONG ambientalista Greenpeace, inició una dura campaña en contra de las empresas productoras de aceite de palma en la región del sudeste asiático, puntualmente en Malasia e Indonesia, los dos países líderes en plantación y comercialización del producto en cuestión. Dicha campaña buscaba que las grandes empresas del sector implementaran prácticas sostenibles a lo largo de su producción y cadena de suministro, incluyendo la protección de derechos laborales de trabajadores en sus plantaciones. La campaña surtió efecto y en el 2016 el Grupo OIO, con más de 23.000 hectáreas en Indonesia y Malasia y exportaciones a más de 80 países, perdió su certificación de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés) y con ella decenas de sus principales multinacionales clientes.
Ante la enorme presión, dicha multinacional adoptó serias medias y lanzó un ejemplar plan de sostenibilidad que le permitió recuperar su certificación tras 5 meses de auditoría. El plan consistió en incluir dentro de sus prácticas un sistema de monitoreo para eliminar violaciones a los derechos laborales, así como la implementación de programas para proteger áreas ambientalmente críticas. Adicionalmente, se han contratado consultores externos que se encargan de vigilar el cumplimiento de cada una de las anteriores políticas y programas. Finalmente, el Grupo OIO ha decidido incluir a sus socios contratistas dentro de su plan de sostenibilidad, para garantizar que éstos también cumplan con los estándares de sostenibilidad exigidos por la certificación, en especial en temas de deforestación.
Foto tomada de http://www.elciudadano.cl
El caso de OIO se ha convertido en un ejemplo de producción sostenible de aceite de palma para la región y ha logrado una tregua con los representantes de Greenpeace Indonesia. La empresa ha comunicado que continuará bajo estrictas auditorias y ha reafirmado su compromiso para trabajar en contra de la deforestación de bosques, la cual tiene en grave peligro de extinción a especies de dicha región como el orangután y el tigre de Sumatra.
Fuentes: The Guardian, Grenpeace, OIO Group.