Viernes, 19 Abril 2024
A diferencia de su primera vez en el listado, donde se clasificó como ‘vulnerable’, ahora los expertos decidieron incluirla en la categoría ‘en peligro’, la segunda categoría más alarmante de la lista.
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Sin duda es una mala noticia que afecta a todo el Amazonas y desde luego a Colombia. La nueva categoría fue influenciada por múltiples trabajos compartidos por la Fundación Omacha, WWF y otros socios en la región. El más trascendental ha sido la serie de análisis de población de delfines en los ríos de Suramérica que ha demostrado la disminución de estos cetáceos en diferentes zonas de la región.

Según la evaluación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -UICN-, conocido por Catorce6, aunque hace tiempo que se reconoce que los delfines rosados mueren por enredos en artes de pesca y degradación de su hábitat, existe una amenaza relativamente nueva que ha surgido desde el año 2000: la matanza deliberada de delfines por cebo en una pesquería que se expandió rápidamente hasta al menos la segunda década de este siglo.

“Esa amenaza ha contribuido a una disminución precipitada de la abundancia de delfines en la Amazonia brasileña central y a una disminución menos segura en la Amazonía colombiana occidental. Estas disminuciones, y otras inferidas o sospechosas en otras partes del área de distribución de la especie, se deben directamente a la actividad humana”.

Para la UICN no hay motivo para esperar que disminuyan las presiones sobre la especie a menos que se realicen cambios importantes en el panorama demográfico político, económico y humano.

En un área de índice estrechamente monitoreada dentro de la Reserva Mamirauá de 11,240 km², se estimó que la población de Inia había disminuido en un 70,4% en los últimos 22 años. Los autores y revisores de esta evaluación discutieron en detalle si se justificaría la extrapolación de una tasa de disminución similar a otras partes del rango de especies.

Aunque no existen estimaciones creíbles de abundancia o tendencia en la gran mayoría del rango de la especie, “es plausible una disminución general de al menos el 50% en el total de la población en todo el rango”.

Otras amenazas persistentes que probablemente influyan en el estado de conservación de la especie incluyen la fragmentación del hábitat debido a las represas y otras formas de manejo de las cuencas hidrográficas, la contaminación y una reducción en la disponibilidad de presas debido a la competencia con los humanos.

Saulo Usma, Especialista de Agua Dulce de WWF-Colombia, no es tan pesimista sobre la inclusión en la lista y dice que es una oportunidad para la conservación de delfines de río pues “hace un llamado internacional para que todos los gobiernos de la región prioricen dentro de sus agendas la conservación de los delfines de río y creen mecanismos estratégicos para proteger el patrimonio natural que representan”.
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