Un grupo de los más reconocidos ambientalistas del país se reunió con el equipo negociador de las Farc, reclamaron una mirada ambiental de las negociaciones de paz y se comprometieron a votar por el SI en el plebiscito. Su declaración también fue presentada al Gobierno Nacional.
La última vez que se habían reunido fue en 2010 cuando hicieron en Guaduas, ciudad que siempre los acoge desde hace 20 años, en su tercera cumbre nacional ambiental, porque lo hacen cada vez que el país atraviesa una coyuntura especial en esa materia. No son un partido político, de hecho algunos han tenido devaneos políticos con distintas formaciones. Tampoco son un gremio, pues todos se desempeñan en diferentes disciplinas siendo la académica la más común. Son un grupo de líderes de opinión que se han convertido en la referencia de muchos activistas a fuerza de estudiar realidades ambientales y motivar reacciones frente a ellas.
Infografía: Cortesía Grupo de Ambientalistas
Esta vez decidieron reunirse a raíz de la visita de Carlos Ramón González, director de la Alianza Verde y Diego García exconcejal de Bogotá a La Habana. Los dos animaron a los demás a construir un documento que sintetiza la agenda ambiental del país para ser discutida con los negociadores de las Farc. Rápidamente se produjeron llamadas, chats y reuniones hasta construir un consenso básico entre una veintena de líderes de todo el país, lo que quedó plasmado en un documento que terminaron de pulir mientras volaban rumbo a Cuba. Esta vez, a tresmil pies de altura se reunieron: Carlos Fonseca, Hildebrando Velez, Alegría Fonseca, Manuel Guzmán, Sandra Vilardy, Edinson Muñoz, Edison Ortega, Miguel Angel Julio y de nuevo Carlos Ramón González y Diego García.
Fotografía: Archivo particular.
Los once puntos que presentaron condensan lo debatido entre ambientalistas en los últimos años. En ellos hablan de la necesidad de una nueva institucionalidad ambiental, de la incorporación de la dimensión ambiental al concepto de paz territorial con el que el Gobierno quiere afianzar el post conflicto. Mencionan la importancia de redefinir las relaciones entre la Colombia Urbana y la Colombia Rural, de fortalecer investigación científica y la innovación como medios para mejorar el conocimiento de la realidad ecológica del país. Entre lo más novedoso hablan de la necesidad de hacer un balance de las deudas ambientales en las regiones reconociendo a la naturaleza como víctima del conflicto armado. (Vea aquí el documento presentado a las Farc y al equipo negociador del Gobierno).
Por parte de las Farc fueron recibidos por Pablo Catatumbo, Rodrigo Granda y Victoria Sandino. Los negociadores, que habían previsto una jornada de dos horas para el encuentro, terminaron proponiendo dos largas jornadas de trabajo con el grupo. Explicaron que la decisión de prohibir el cultivo de amapola en las zonas donde operan obedece al riesgo que ese cultivo significa para el bosque alto andino. También hablaron de las razones por las cuales las Farc tuvieron que ir asumiendo funciones del Estado en esas zonas. Explicaron que hubiesen querido abordar en las negociaciones aspectos como el modelo de desarrollo, pero el gobierno no admitió esa discusión por lo que animaron a los ambientalistas a que sean ellos quienes alimenten ese debate en el posconflicto.
¿Hay compromiso?
Para Hildebrando Velez, uno de los ambientalistas que asistió a La Habana, “el compromiso está por verse. En una mesa es difícil ver el compromiso real. El compromiso deberá ser en los territorios”. Y recalcó que el compromiso no solo puede ser por parte de la guerrilla, pues, las causas de la guerra son las profundas desigualdades y por ende el compromiso debe ser de todas las partes. “Este país ha acumulado una deuda social que no es solo de la guerrilla, también es de quienes tienen el 80% de la tierra, de quienes tienen la mayor cantidad del crédito financiero, de esa élite que son los que ahora están diciendo que no al plebiscito”, añadió.