Jueves, 25 Abril 2024

Las ciudades juegan un papel muy importante frente al cambio climático, debido a que concentran más del 50% de la población mundial, lo que las convierte en las consumidoras del 75% de la energía eléctrica y producen gran cantidad de gases de efecto invernadero (GEI). Además despliegan los mayores efectos de la variabilidad climática, asociados a los desastres naturales (tsunamis, inundaciones, huracanes, tifones, etc.), los cuales generan graves impactos en los asentamientos humanos.


 Afrontar los impactos y causas del cambio climático global, obliga necesariamente a los gobiernos locales a trabajar por una transformación de las conductas sociales que impulsen nuevos comportamientos y actitudes para pensar y replantear las formas de relación con el medio ambiente y la vida natural.

Algunas de las ciudades inscritas a pactos mundiales de medio ambiente impulsan mecanismos de inclusión de la sociedad civil, en la búsqueda de profundizar la democracia participativa y fortalecer los compromisos ciudadanos para la mitigación y la adaptación climática. Por ejemplo las 269 ciudades suscritas al Pacto de Ciudad de México han asumido compromisos específicos de mitigación de gases efecto invernadero y adaptación de sus ciudades al cambio climático, contando con una metodología común para medir sus emisiones GEI.

Por estos motivos, en la Cumbre de Bogotá, El 19, 20 y 21 de Noviembre con la presencia de más de treinta delegaciones de ciudades latinoamericanas, se declararon los siguientes propósitos:

- Acoger el Pacto Climático Global de Ciudades o Pacto de la Ciudad de México como un mecanismo global de negociaciones internacionales de los gobiernos locales para combatir el calentamiento global a través del cumplimiento de sus diez compromisos. - Avanzar en la transformación del modelo de gestión pública para posicionar de manera transversal el tema del cambio climático. - Fortalecer la gobernanza del agua desarrollando integralmente programas de conservación, protección y disponibilidad del agua, a nivel urbano-rural y con una perspectiva regional, como estrategia clave para la adaptación a los efectos del cambio climático. - Promover el ahorro y consumo responsable del agua y el impulso de las acciones necesarias para aumentar su oferta, regular su demanda, su acceso y mejorar su calidad. - Impulsar procesos educativos de defensa del Derecho Humano al Agua y los Derechos de la Naturaleza. - Trazar estrategias de transformación de los patrones culturales hacia la ciudadanía en general, la institucionalidad y el sector privado, en la búsqueda de avanzar hacia ciudades y sociedades sustentables y más humanas en armonía con la naturaleza.

La declaración fue liderada por Bogotá como anfitriona de la cumbre y por Quito, Asunción, Lima, Montevideo, Buenos Aires, La Paz, Sucre y Río de Janeiro, las cuales conformaron la Red de Ciudades Suramericanas.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL (2009), en la región los eventos climáticos extremos se han incrementado 2,4 veces entre el 2006 y el 2008, en comparación con los períodos 1970-1999 y 2000-2005. Entre los años 1970 y 2008, los desastres meteorológicos en nuestra región causaron daños económicos acumulados de más de $70 mil millones de dólares.

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Editorial

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