Habitantes del municipio de Heliconia y del corregimiento San Antonio de Prado, en Medellín, pidieron a las autoridades ambientales la clausura definitiva del relleno Sanitario El Guacal, pese a que completa nueve meses de inactividad.
La incomodidad de la gente recae en que el depósito de basuras, que funcionó desde 2005 con licencia ambiental otorgada por Corantioquia, representa afectaciones ambientales, y aún sin funcionar, algunos ciudadanos de la zona reclaman que “el botadero todavía afecta el nacimiento de la quebrada Doña María, principal afluente de agua del corregimiento, además de aguas de la región occidental de Antioquia”, asegura Carlos Andrés Garzón, integrante de la Mesa Ambiental de San Antonio de Prado.
El líder comunitario agrega que el relleno sanitario genera lixiviados “porque está en una estrella fluvial a 2.700 metros sobre el nivel del mar”, y además producía contaminación auditiva y de movilidad por el transporte de basuras al lugar.
Entre tanto, Corantioquia explica que el lugar no está recibiendo residuos y “a la fecha, la Corporación realiza visitas de control y seguimiento periódicas que permitan verificar el estado y cumplimiento de las obligaciones impuestas y que son de carácter obligatorio para los operadores del relleno ahora, en su fase de cierre y abandono”.
Los dolientes de la problemática, comentan que hay otro temor y es una posible adjudicación de un segundo vaso para el vertimiento de basuras cerca a El Guacal, lo cual mantendría vigente la situación medioambiental negativa.
A propósito de la queja, la autoridad ambiental de Antioquia manifiesta que los municipios deberán definir las áreas para la localización de estaciones de clasificación y aprovechamiento, sitios de disposición final de residuos y estaciones de transferencia, de acuerdo con los resultados de los estudios técnicos y requisitos ambientales en el marco de las normas urbanísticas.
El tema continúa en discusión por parte del Concejo Municipal y las comunidades implicadas para llegar a un acuerdo que signifique la tranquilidad de los moradores al suroccidente del Valle de Aburrá.
Imagen del relleno Sanitario El Guacal, en 2015. Foto: Cortesía.