Viernes, 11 Octubre 2024

Entre 2021 y 2022, más de 60,000 visitantes llegaron a realizar turismo submarino sin regulación, lo que viene amenazando los ecosistemas de San Andrés.

 buceo 600/pexels/


Segun la investigación de la bióloga y magíster en Medio Ambiente y Desarrollo, Alejandra Pulido Caicedo, publicada por la Universidad Nacional, los arrecifes de coral en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina cubren más del 5% del mar Caribe y albergan una asombrosa diversidad de vida marina, incluyendo más de 2.300 especies. Sin embargo, este frágil ecosistema enfrenta una amenaza creciente por el buceo.

La falta de capacitación de algunos operadores de buceo, la oferta limitada de servicios y el uso de anclas de arrastre han provocado daños en estos ecosistemas frágiles. En su búsqueda de asombro y diversión, los visitantes, sin intención de causar daño, han afectado inconscientemente a los corales y las criaturas que dependen de ellos. Esto se debe a que los buzos pueden afectarlos al apoyarse en ellos, tocarlos e incluso al pasar demasiado cerca.

La investigación ademas revela la urgente necesidad de abordar este problema. Entre las conclusiones del estudio, se destacan varias áreas clave de preocupación.

El 68% de las personas que realizaron buceo en San Andrés entre 2021 y 2022 eran principiantes o no tenían una certificación. La falta de educación ambiental es evidente, y muchos visitantes desconocen que los arrecifes son ecosistemas frágiles y que San Andrés forma parte de la Reserva de la Biosfera Seaflower.

Algunas de las soluciones que propone la investigadora es proporcionar charlas introductorias antes de que los visitantes se sumerjan. Estas charlas deberían enfocarse en la importancia de la conservación y las buenas prácticas de buceo. Los usuarios sin experiencia deben entender cómo sus acciones pueden afectar negativamente a los corales y otros seres vivos bajo el agua.

Algunos lugares populares de buceo, como Nirvana, Big Mama, El Faro, Wild Life y La Pirámide, están experimentando impactos más fuertes. El uso excesivo de estos sitios puede superar su "capacidad de carga", que es la cantidad máxima de personas que pueden visitar sin causar daños significativos. En jornadas diarias, estos lugares pueden llegar a tener entre 129 y 165 buzos, lo que equivale aproximadamente a 4950 buzos al mes.

Los datos sugieren que, en algunos casos, se ha superado esta capacidad de carga. Esto se ha observado en sitios como La Pirámide, donde se ha constatado una degradación constante de los arrecifes en los últimos años.

Diversificar la oferta de servicios de buceo es otra estrategia crucial. Actualmente, el 85% de los servicios se centran en cursos básicos de buceo recreativo. Esto podría ampliarse hacia el buceo científico o con propósitos ambientales, como la caza del pez león, una especie invasora, o la recolección de residuos marinos.

El mantenimiento y uso adecuado de boyas de amarre, en lugar de anclas de arrastre, es esencial para reducir el daño a los corales y otros organismos.

 

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