UNICEF revela que 739 millones de niños y niñas han estado viviendo en lugares con insuficiencia de servicios de agua potable y saneamiento.
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La disminución del acceso al agua y la carencia de servicios de agua potable y saneamiento representan un doble desafío para los niños, aumentando su vulnerabilidad, una situación que podría empeorar con el cambio climático.
El informe "El cambio climático está transformando la infancia", publicado previo a la COP28, destaca la gravedad de la vulnerabilidad hídrica como uno de los impactos más palpables del cambio climático en la vida de los niños. Este documento revela que 1 de cada 3 niños a nivel mundial vive en condiciones de escasez de agua, donde la cifra para América Latina es de 27.5 millones de niños, equivalente a 1 de cada 6 niños.
Esta crisis se intensifica globalmente, afectando a todas las regiones del mundo sin distinción de ingresos. El cambio climático agrava esta problemática, contribuyendo a sequías más frecuentes y severas, así como a la alteración de patrones meteorológicos.
Este desafío no solo amenaza sectores como la agricultura e industria, sino que también complica la prestación y expansión de servicios cruciales de agua, saneamiento e higiene. A nivel mundial, la demanda de agua se ha duplicado desde 1960, superando los recursos renovables disponibles. El análisis de UNICEF, basado en datos del Instituto de Recursos Mundiales, proyecta que el número de países con estrés hídrico aumentará de 47 a 58 entre 2022 y 2080, con una estimación de 988 millones de niños expuestos a este problema en 2050.
África Subsahariana se enfrentará a un cambio radical en la demanda de agua, proyectando un aumento del 163% para 2050. Aunque la región no sufre actualmente de escasez extrema, la rapidez del aumento en la demanda supera a cualquier otra región. Se espera que en América Latina la demanda del agua aumente un 43%, siendo la segunda región con mayor vulnerabilidad.
En el Índice de Riesgo Climático de la Infancia, Colombia ocupa el puesto 65, considerando tanto la exposición de los niños a riesgos climáticos como su vulnerabilidad. La necesidad urgente de acciones sostenibles y equitativas resuena con fuerza, subrayando que la gestión del agua es esencial para garantizar un futuro seguro y saludable para la infancia a nivel mundial.