Miércoles, 24 Abril 2024

Este viernes partieron a Canadá 69 contenedores llenos de desperdicios que, según las autoridades, fueron transportados ilegalmente desde hace cerca de 6 años.

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Foto: eco-business.com

En 2013, las autoridades aduaneras de Filipinas confiscaron un centenar de contenedores de desechos procedentes de Canadá que, al no ser reclamados por nadie, permanecen pudriéndose en los puertos desde entonces. Alrededor de una veintena de esos contenedores fueron trasladados al vertedero de Tarlac, al norte de Filipinas, ya que la mayor parte de los desechos no eran reciclables, pese a llegar catalogados como tales.

Desde entonces, un tribunal filipino declaró en 2016 ilegal la importación de 2.400 toneladas de residuos canadienses que se habían etiquetado de manera incorrecta como plásticos para reciclar. Canadá señaló por su parte que la basura, exportada a Filipinas entre 2013 y 2014, fue una transacción comercial privada realizada sin el consentimiento del Gobierno.

Es en las últimas horas cuando ya está problemática parece tener su fin. "Todos los contenedores de basura han sido limpiados y fumigados para su traslado. Estamos esperando un par de documentos de rutina de China, donde se hará el transbordo de la mercancía", informó en su cuenta de Twitter el secretario filipino de Asuntos Exteriores, Teodoro Locsin.

Decisión que acabaría con el conflicto diplomático gestado entre los dos países en los cuales se dio incluso una amenaza de guerra. Canadá, accedió a llevarse la basura para finales de junio, pero después de muchas presiones y de que Rodrigo Duterte llegara a amenazar con declarar la guerra al país norteamericano, adelantó el traslado de los contendedores.

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Foto: EFE

El pasado 16 de mayo, Filipinas llamó a consultas a su embajador y cónsules en Canadá, un día después de que expirara el primer plazo que habían dado al país norteamericano para sacar la basura, y el domingo prohibió los viajes oficiales de altos cargos a su territorio. "Si Canadá no acepta la basura, la arrojaremos dentro de sus aguas territoriales, es decir, dentro de las doce millas náuticas de mar desde cualquiera de las costas del país", amenazó el portavoz presidencial, Salvador Panelo, el pasado miércoles.

Un día después de esa amenaza, la ministra canadiense de Medio Ambiente, Catherine McKenna, anunció que habían contratado a la empresa Bollore Logistics para extraer de los puertos filipinos 69 contenedores, un total de 2.000 toneladas de basura, que habían sido exportados al país entre 2013 y 2014. La “guerra de la basura” ha motivado desde entonces varias protestas diplomáticas por parte de Filipinas, pero el Ejecutivo canadiense se negó en su momento a actuar alegando que el envío de basura fue "una transacción privada", y no avalada por el Gobierno, de la firma Chronic Plastics.

Esta dedición de Filipinas se une a la declaración de voluntad de varios países del sudeste de Asia de no querer ser los basureros de Occidente. Varios de ellos ocuparon el espacio dejado por China, que durante mucho tiempo aceptó los desechos plásticos de todo el mundo y que dejó de hacerlo alegando preocupaciones medioambientales.

El buque hará una escala en Taiwán y se espera que llegue el 22 de junio al puerto de Vancouver, para ser incinerada en Burnaby.

 

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