Viernes, 19 Abril 2024

Un estudio realizado por una coalición empresarial para The Economics of Ecosystems and Bodiversity (TEEB) y avalado por Naciones Unidas, determinó que la producción y consumo de los bienes básicos en el mundo causa unos daños totales al medio ambiente que se calculan en 7.3 billones de dólares al año.

El resultado del informe señala que las industrias más contaminantes es la de Carbón en Asia y la ganadería en toda América Latina.

La producción energética con carbón en Asia, liderada por China, tuvo ingresos estimados en 443.000 millones de dólares al año, pero causó 452.000 millones de daños a la naturaleza, sobre todo porque las emisiones de gases de efecto invernadero causaron cambio climático y la contaminación afectó a la salud de la gente, como pasa en la mayor parte de poblaciones que viven cerca de una mina.

Adicionalmente, los impactos ambientales incrementan cuando la explotación del carbón se hace a cielo abierto, lo cual envenena gigantes cantidades de agua y termina absolutamente con la facultad que tiene la tierra para crear vida.

En el sector ganadero, se ha presentado una afectación a la naturaleza que equivale a 350.000 millones de dólares, especialmente  por la presión sobre el suministro de ayuda y la deforestación que de lejos superó las ganancias de 16.600 millones de dólares. Lo más preocupante es que estos problemas son más frecuentes en zonas despejadas de la selva amazónica.

En comparación con la producción de frutas y verduras, la cría de ganado es lo que provoca la mayor parte de las emisiones de efecto invernadero a la atmósfera. Además el metano es el gas más destructivo en lo que se refiere al clima, más que el Dióxido de carbono o el óxido nitroso. Reses, pollos y cerdos expulsan metano a la atmósfera con consecuencias diez veces más perjudiciales que las que derivan del CO2.

Como si fuera poco, la actividad ganadera ocupa el 30% de las tierras del planeta y el 33% de las tierras cultivables destinadas a producir forraje. El 70% de los bosques desaparecidos en el Amazonas se han convertido en pastizales. Ello unido a la mala gestión ganadera está contribuyendo a la desertificación, a la contaminación de las aguas y a la destrucción de los arrecifes de coral.

Sin embargo, de esta industria dependen 1300 millones de personas en el mundo, casi una sexta parte de la humanidad. Por tal  motivo se deben generar tecnologías que mitiguen estos impactos y trabajar constantemente en la compensación a la hora de deforestar, por lo menos en una proporción 2 a 1, es decir por cada árbol cortado se siembran 2.

 

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Editorial

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