Por: Luis Alberto Molina Arroyave
Ingeniero Geólogo-Geomorfólogo, Experto en Ciencias Mineras
Los aspectos morfológicos de los dominios aluviales (niveles de llanura aluvial, con excepción de terrazas o registros aluviales de fondo) en secuencia hacia su cauce actual (evolución geomorfológica) son los que determinan los “periodos de retorno” y bajo condiciones climáticas “normales”. Pero la realidad es otra: un cambio climático condicionado por una desglaciación, explotaciones anti-técnica de los materiales de arrastre, destrucción de los bosques pluviales o de “niebla” (que son los retenedores y reguladores de recurso hídrico) y rondas hídricas.
Un comportamiento hidrodinámico aleatorio. Esto marca una tendencia hacia crecientes picos frecuentes y a un énfasis del socavamiento lateral; configurando franjas de divagación de cauce, con un ensanchamiento acelerado en función de la “asimilación” y destrucción de la llanura aluvial baja (pérdida de hectáreas de terrenos cultivables). No se puede definir un episodio de inundación en una franja de divagación lateral, puesto que “no existe un conjunto que se contenga así mismo” (paradoja de Bertrand Russell).
El río no inunda sino que hace su trabajo hidráulico “ensanchando” su franja de divagación en función de la destrucción de la llanura aluvial baja. Y es en algunos sectores de este escenario geomorfológico donde el río se puede desbordar y presentar episodios de inundación muy puntuales. Se demuestra que para una franja de divagación lateral no aplican los periodos de retorno.
Sin embargo, cuando se ha intervenido antrópicamente esta geoforma de origen aluvial, hay una predisposición a los desbordes e inundaciones en función de la vulnerabilidad de las obras civiles y por imperiosa necesidad hay que considerar los regímenes hidrológicos máximos y “los periodos de retorno antrópicos”. La agresión tiene un costo ambiental en términos de las consecuencias negativas, temprano o tarde, el río “volverá a recuperar sus dominios”. Para dinámicas aluviales verticales, donde el río está encajonado, las fluctuaciones en épocas de lluvias intensas pueden originar desbordes e inundaciones o espejos de agua de gran extensión horizontal.
En este caso, se tiene un “cajón fluvial” (levantamientos relativos por orogenias o glaciaciones) que sirvió en épocas geológicas muy recientes para la profundización de cauce), con una capacidad específica a crecientes picos. Donde los periodos de retorno aplican para aquellos sectores (irregularidades de superficie en un valle) que configuró el río, en su evolución geomorfológica, para regular sus crecientes o zonas de “avulsión” y rondas hídricas, que han sido intervenidas antrópicamente.
Franja de divagación lateral río Saldaña “reloj geomorfológico” del cambio climático: el ensanchamiento normal de la desglaciación acelerado por las explotaciones irracionales de los materiales de arrastre. No aplica el concepto de periodo de retorno el río no inunda sino que socava lateralmente para ensanchar su franja a costas de la llanura aluvial baja.