Por Eduardo Chávez López
Director de Catorce6
El Humedal Córdoba, en plena zona residencial norte de Bogotá, se ha convertido en una escuela dinámica en la que concurren muchos actores de la ciudad. De ser una “charca” en deterioro y centro de refugio de delincuentes, hoy es (al menos en dos de sus tres sectores) lo que podría ser un modelo de restauración ecológica, de integración de la ciudad con sus ecosistemas y de articulación de comunidades con autoridades.
El milagro empezó a darse desde el año 2000, a raíz de una acción popular interpuesta por la Junta de Acción Comunal del barrio Niza contra un proyecto de la Empresa de Acueducto de Bogotá (EAB), que pretendía la construcción de un parque lineal convencional en la zona considerada como de Manejo y Preservación Ambiental (ZMPA) del humedal. Los vecinos, teniendo como sus maestros a la Fundación Humedal La Conejera, lograron con el fallo favorable de la acción popular, cambiar el esquema inicial de parque lineal por un ecosistema dinámico con especies de flora y fauna revitalizadas, que diariamente disfrutan los vecinos, los colegios, universidades de la ciudad, y decenas de turistas que se sorprenden al ver más de 118 especies de aves y 125 especies de árboles en muy buen estado. Visitantes de todo el país han empezado a recorrer, acompañados de guías de la Secretaría Distrital de Ambiente, senderos donde pueden apreciar gavilanes, pericos, cardenales, patos canadienses, tinguas, pájaros carpinteros, pisingos, entre otros. Todo esto en medio de una zona totalmente residencial.
El trabajo juicioso de un equipo interdisciplinario de vecinos permitió al amparo del fallo judicial, concertar en 2005 con las autoridades distritales, el conjunto de obras y acciones que puestas en marcha en 2009, han hecho del humedal un verdadero santuario de flora y fauna. Hoy entre la comunidad, la Secretaría Distrital de Ambiente, La EAB y el Jardín Botánico de Bogotá han hecho cerramientos protectores en los cruces con las avenidas principales, han sembrado árboles y han puesto en cintura conexiones erradas de viviendas que tenían el humedal como alcantarillado.
Pero lo más importante fue entender que lo que más necesitan los humedales para reverdecer, es agua limpia. Así lo explica con orgullo Mauricio Castaño, un diseñador que el humedal convirtió en ecologista, cuando explica la pequeña obra sobre la quebrada Santa Bárbara, con la que el Acueducto de Bogotá ha podido restablecer el canal ecológico de los sectores 2 y 3, al sur de la calle 127.
Aún la tarea no está concluida. Falta por recuperar el sector uno (norte de la 127) y asegurar a futuro la sostenibilidad ambiental de todo el ecosistema sin que se afecten las estrategias para el desbloqueo vial de la zona. Por eso los vecinos ven con preocupación los trazados iniciales de la expansión vial de la Avenida Ciudad de Córdoba, que se sobrepone a buena parte del bosque lo que significa su condena a muerte. La otra preocupación surge de la expedición de un nuevo decreto (el 565 de octubre de 2017) que permitiría la construcción de ciclorutas e iluminación en torno a los humedales, lo que aplicado a Córdoba podría representar un impacto fuerte sobre la fauna restaurada.
Para lo primero, la ampliación de la avenida; líderes del humedal hablan de que el IDU debería pensar en comprar los lotes contiguos al bosque, cambiar el trazado inicial de la vía para no afectar el humedal y hablar con los propietarios de esa zona para que el desarrollo urbano que propongan, esté integrado al humedal como se ha logrado en Niza. Para lo segundo (el decreto de las ciclovías), consideran que se debe mantener la política de humedales que tenía la ciudad antes de esta norma, que en el caso de Córdoba ha mostrado con creces todos sus beneficios. En todo caso, como dicen los vecinos de Córdoba sin radicalismos: “cuando hay un propósito común, se logra la convergencia de actores” y en este caso el propósito común, debe ser seguir recuperando un ecosistema que le está devolviendo la vida a un sector importante de la ciudad: el ecosistema del Humedal Córdoba.