La ONG internacional Greenpeace hizo una gigantesca filtración de los acuerdos a los que llegarían la Unión Europea y el Gobierno norteamericano para firmar un tratado comercial. El escándalo ya es conocido como los Ttip-leaks.
Representantes del Gobierno de Estados Unidos y de la Unión Europea completaron 13 rondas de negociaciones de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP en inglés), que busca establecer un tratado de libre comercio entre ambos organismos y cuyos acuerdos ya se han negociado en más de la mitad de los puntos.
Greenpeace Holanda pudo acceder a esos documentos y los presentó este lunes generando un revuelo mundial por los impactos ambientales negativos que se producirían de ejecutarse los puntos acordados hasta el momento. Incluso, la comisaria de Comercio europea, Cecilia Malmstrom, intentó bajarle el tono a la discusión y dijo en una rueda de prensa que “muchos de los titulares alarmistas de hoy son una tormenta en un vaso de agua”.
Sin embargo, los directivos de la ONG consideran lo contrario y han hecho un listado de las consecuencias para la salud y el ambiente que pudieron encontrar en la revisión de los archivos.
En primer lugar, señalan que en ninguno de los capítulos hacen referencia a la regla de Excepciones Generales que hace casi 70 años permiten a los estados regular las reglas de comercio “para proteger a los seres humanos, la vida animal y vegetal o la salud” o para “la conservación de los recursos naturales no renovables” y agregan que los documentos descartan la regulación de la importación de combustibles altamente contaminantes como el petróleo procedente de las arenas bituminosas (tar sands) y muchos otros.
Además, advierten que el principio de precaución, consagrado en el Tratado de la UE, no se menciona en el capítulo sobre Cooperación Regulatoria ni en ningún otro, y por el contrario está explícita la demanda de la delegación estadounidense de trabajar en un enfoque “basado en el riesgo”, que tiene como objetivo la gestión de sustancias peligrosas, en lugar de evitarlas.
Por último, resaltan que en medio de las negociaciones y los acuerdos siempre se ha dejado clara la necesidad de hacer consultas constantes y dar todo el protagonismo de los puntos de la agenda en manos de las grandes industrias, y que no se han hecho consultas con diferentes sectores de la sociedad como ONG o defensores de derechos humanos y ambientales.
“Leyendo estos documentos, llegamos a la conclusión de que la negociación debe detenerse, porque los negociadores no están actuando por el interés público”, declaró en rueda de prensa el director para Europa de Greenpeace, Jorgo Riss.
Protestas en Berlín por el contenido de los documentos revelados por Greenpeace. / Foto: EFE