Según científicos de varias universidades españolas la exposición a NO2 y a benceno durante todo el embarazo se asocia con un mayor riesgo de nacimientos antes de las 37 semanas de gestación.
Catorce6 conoció un estudio publicado en las últimas horas por investigadores del proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente), liderados por la Unidad Mixta de Investigación en Epidemiología de la Comunitat Valenciana (FISABIO), la Universitat Jaume I (UJI) y la Universitat de València (UV), en el cual se observó asociación entre los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) y benceno en ambientes residenciales durante el embarazo y el riesgo de nacimiento prematuro.
Luego del análisis del trabajo con más de 2.400 mujeres, residentes en diferentes sectores y con diversos contextos de calidad el aire, los expertos pudieron establecer que “aunque en promedio los niveles no sobrepasan los límites establecidos en la legislación europea o las propias recomendaciones de la OMS, un porcentaje importante de mujeres con partos prematuros respiraron, durante sus embarazos, niveles por encima de dichos niveles”, como lo señala Ferran Ballester, coordinador del Área de Ambiente y Salud de la Fundación FISABIO.
El riesgo aumenta en grandes ciudades por la contaminación. / Foto: Cortesía Knowi.es
Agrega Ballester que “para el NO2 y del área de estudio de Valencia en más de un 40% de los casos, los niveles promedio en los periodos de embarazo se situaron por encima de 40 microgramos/m3, valor límite anual en la Unión Europea. Esto representa un reto para la sociedad en el sentido de mejorar la calidad del aire que respira toda la población”.
Por supuesto, el riesgo mayor se concentra en las grandes ciudades pues la principal fuente emisora de NO2 a la atmósfera son los vehículos a motor mientras que el benceno es emitido por fuentes industriales y en estaciones de servicio.
Recuerda además el grupo médico del proyecto de Infancia y Medio Ambiente, que "El nacimiento prematuro (aquél que se produce antes de la semana 37 de gestación) es un factor determinante de mortalidad infantil y morbilidad. Se estima que es responsable de un tercio de la muerte neonatal en todo el mundo y la segunda causa más común de muerte en niños menores de 5 años".