Viernes, 19 Abril 2024

Por Andrés Rosales García

De los ocho departamentos que conforman la región Caribe, cinco tienen problemas graves de deterioro del suelo. Esa misma realidad la está padeciendo por lo menos el 28 por ciento de todo el territorio colombiano. Informe.

Si la palabra deforestación ya no asusta de tanto usarla, las cifras que dio a conocer recientemente el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) deberían aterrorizar: un cuarto de toda Colombia ya convirtió sus tierras aptas y fértiles en hectáreas deterioradas e inservibles.

En otras palabras, Colombia no solo podría padecer el fantasma de la escasez en la producción de alimentos en el corto plazo —algo inverosímil hace tres décadas—, sino que la explotación excesiva y el afán de ganancias económicas están volviendo la desertificación, la erosión y la depredación de flora y fauna silvestre en escenarios cada vez más comunes.

Pero no es solo eso. Según el informe, denominado Conflictos de uso del territorio colombiano y preparado en junio pasado con ocasión del Día Mundial del Suelo, las malas prácticas de agricultores, ganaderos y empresarios no solo han concebido tierras muy explotadas, sino otras subexplotadas. Es decir, la “almendra” del problema se resume en mal uso.

El asunto es así de concluyente: de los 22 millones de hectáreas de tierras con vocación agrícola que tiene el país, Colombia usa solamente 5 millones. En cambio, usa 35 millones de hectáreas para temas pecuarios, pese a que solo debería usar 15 millones.

Sucre y Norte de Santander lideran la estadística de uso indebido. En esos departamentos —que comparten el deshonroso primer lugar—, el 78 por ciento de la tierra tiene problemas, un panorama que le resulta más triste al departamento costeño, que tiene casi la mitad de la gente y del territorio que su homólogo santandereano.

“Esto indica que sus pobladores están haciendo un uso excesivo de sus suelos, sin pensar en las serias consecuencias (…) en el mediano plazo, como el desabastecimiento de agua y la pérdida de áreas productivas que pueden afectar la seguridad alimentaria”, aseguró Juan Antonio Nieto Escalante, director general del IGAC.

El diagnóstico de Norte de Santander establece que de los 2.184.672 hectáreas que tiene ese departamento (el 1,91 por ciento del país), 1.704.044 hectáreas son suelos impactados, sobre todo, por sobreutilización de cultivos de arroz, caña de azúcar, café, tabaco y sorgo. Este fenómeno se da en el 42 por ciento del territorio.

La otra cara del problema en esa región —como en las demás en mayor o menor medida— es la de subutilización, es decir, tierras productivas desaprovechadas y usadas para otras actividades como la ganadería. En Norte de Santander y Sucre ese índice es del 36 por ciento.

“No es algo irremediable”

Germán Darío Álvarez, subdirector de Agrología del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), cree que no existen panoramas irremediables y que Colombia, pese a que debe cambiar drásticamente la forma como está usando su territorio, aún no llega a escenarios de no retorno.

Si bien esas cifras son una alarma, no deben considerarse catastróficas. Deben demostrar, más bien y de una buena vez, que la competencia entre extracción y conservación es desequilibrada. Para el funcionario, la clave es adentrarse en terrenos de uso sostenible y verdaderas políticas de desarrollo rural.

“Lo que hay es una gran oportunidad. Los paros campesinos, los TLC, los compromisos frente al proceso de paz y las muy particulares condiciones de los suelos en Colombia hacen que el campo colombiano sea clave para lo que viene. El país debe entender que los suelos son la mejor estrategia del posconflicto”, aseguró. Y agregó una frase lapidaria: “el mejor suelo para el mejor uso”.

Los otros de la lista

Según cifras oficiales, Colombia cuenta con un total de 114.174.800 hectáreas, de las cuales 32.794.351 hectáreas (un 28 por ciento) padecen de algún conflicto en la calidad de sus suelos.

El caso de la región Caribe es uno de los que más preocupa: de los siete departamentos (Atlántico, Bolívar, Magdalena, Cesar, Sucre, Córdoba y La Guajira), solo este último no aparece dentro de los primeros diez departamentos de todo el país con peores prácticas y usos de los suelos dados básicamente por un “carente esquema de planeación en sus dinámicas de mejor uso”.

Después de Norte de Santander y Sucre, el siguiente lugar es para Atlántico, que tiene conflictos en el 73 por ciento de su territorio, algo así como en unas 241.964 hectáreas.

No obstante, este departamento presenta un panorama bien particular: el fenómeno de la subutilización es más grande. Es decir, los suelos desaprovechados —y usados para la ganadería— son el 49 por ciento (el porcentaje más alto en toda Colombia), mientras que la sobreutilización se da en el 24 por ciento del territorio.

Y así continúa el listado con Magdalena y Cesar en los siguientes puestos. Guanía, Vaupés y Amazonas, como era de esperarse, ocupan el final de la clasificación, con conflictos que no superan el 1 por ciento de su territorio.

San Andrés y Providencia

El IGAC aportó un estudio de coberturas que establece que las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina tienen bosques y áreas seminaturales en el 47 por ciento de todo su territorio.

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Editorial

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