Por Verónica Barreto Riveros
Ahí donde nace el río Magdalena, donde no es playa sino montaña, donde no es calor de mar sino frío de sierra, se abre el Macizo Colombiano que da vida a las tres cordilleras, a la biodiversidad de sus bosques y a una cultura aún incógnita que para nativos y foráneos guarda secretos sagrados.
Ni los arqueólogos ni los visitantes de San Agustín, a 1.700 metros sobre el nivel del mar, saben exactamente a qué corresponden las extrañas figuras o los elaborados grabados que comprende toda su estatuaria, situada a lo largo de un extenso camino que se encuentra a 20 minutos de Pitalito (Huila) y que resguarda a la laguna del Magdalena, donde se forma uno de los ríos más importantes del país.
Lo que suponen los científicos, a partir de estudios de la orfebrería hallada y del arte sobre piedra, es que varias culturas latinoamericanas traían a sus muertos para ser enterrados con honores en uno de los más bellos paisajes de la región.
Las formas reconocibles en los petroglifos de San Agustín son micos, aves, búhos, serpientes, anfibios y cocodrilos, pero la mayoría de ellas están fusionadas con la figura humana. Son guardianes de tumbas secretas a las que no se puede entrar sin un permiso exclusivo. Sin embargo, algunos panteones están abiertos al público.
Por asociación con otras culturas, se ha dicho que cada uno representa animales ligados a un fenómeno natural o productivo: el sol, la luna, el rayo, la lluvia, etc., que se personifican y expresan en sus símbolos.
Y estos misterios pueden verse de cerca, no más con visitar el sur de Colombia, en un recorrido que será divertido, sorprendente, agradable y lleno de naturaleza.
San Agustín, en la lista de los sitios más buscados por los turistas nacionales y extranjeros. / Foto: Agro20.com
QUÉ HACER
+ En un emocionante trayecto por el río Magdalena, los aficionados o principiantes de rafting y kayak encuentran cinco reconocidas rutas para la práctica de estas actividades que van desde los 11 km hasta los 28 km de recorrido, con rápidos de niveles 1 al 5.
+ También se puede disfrutar de cabalgatas por rutas que conducen a los cerros de La Chaquira y El Tablón, donde además de naturaleza se aprecia uno de los centros espirituales de la cultura San Agustín y la impactante vista que forma el cañón del río Magdalena.
+ Los cerros del Purural y La Pelota conservan figuras líticas talladas en sus paredes, tan grandes como para apreciarlas desde varios puntos.
+ El estrecho del Magdalena, un accidente geográfico conocido por hacer que el caudal del río se reduzca de 10 metros de ancho a 2,20 metros, confirma que este territorio colombiano es un destino con una variada y emocionante oferta turística.
La visita al Parque Arqueológico cuesta $20.000, la caminata al estrecho y los sitios rituales no tiene costo y las cabalgatas cuestan en promedio $20.000 por persona
En el estrecho del Magdalena, el caudal del río se reduce de 10 a 2 metros. / Foto: Pilar Buchelly
PROVEEDORES DE AGUA LIMPIA
El Macizo Colombiano, declarado reserva de la biósfera por la Unesco, es un reservorio de aguas, pues de él nacen ríos como el Patía (de la vertiente Pacífica), el Cauca y el Magdalena (de la vertiente Caribe), el Putumayo y el Caquetá (de la cuenca Amazónica).
Contiene 362 cuerpos lagunares en la Alta Montaña, 13 páramos y ecosistemas ricos en flora y fauna. Sobresalen los páramos de Cutanga, el Letero, las Papas, el Apio, el Buey, Hermosas y los volcanes nevados de Sotará, Huila y Puracé. Los páramos de esta región son guardianes naturales gracias a su espesura e intenso frío, que preservan estos formidables recursos hidrológicos cuyos cauces irrigan de vida a media Colombia en el largo recorrido antes de afluir en el mar.
¿CÓMO LLEGAR?
+ Tome un bus hasta Neiva y luego a Pitalito. Allí, una camioneta lo llevará hasta el pueblo de San Agustín y tendrá diversas posibilidades
de hospedaje que ofrecen varios de las actividades mencionadas.
+ Se recomienda elegir las zonas rurales para encontrar en la montaña los misterios de una cultura que salvaguarda paisajes excepcionales, como las quebradas a lado y lado del cañón del Magdalena.
¡Péguese la rodadita y descúbralo usted!
