Jueves, 25 Abril 2024

Catorce6 habla con Juan Roberto Paredes, bogotano experto en energías renovables del Banco Interamericano de Desarrollo con sede en Washington. Opina sobre el impacto de los precios del petróleo en las inversiones en energías renovables.

Catorce6: ¿La reducción de los precios del petróleo va a reducir las posibilidades de desarrollo de energías alternativas?

Juan Roberto Paredes: El combustible que mueve hoy la economía mundial ha bajado su precio en más del 50% en el último medio año. En julio de 2014, un barril de petróleo costaba más de 100 dólares, mientras en febrero de 2015 se cotiza en 48,7 dólares, el valor más bajo en seis años. Este comportamiento inesperado ha estremecido los mercados de energía en todo el mundo y ha generado gran incertidumbre sobre los posibles impactos en la economía global y sus diferentes industrias, entre ellas las energías renovables, específicamente en Latinoamérica, donde ya se especula que los esfuerzos para conducir al planeta a una economía baja en carbono se verán afectados. Sin embargo, antes que nada hay que comprender mejor la estructura del sector energético para analizar los posibles impactos.

C6: ¿Podríamos afirmar que las energías renovables están sobre aviso? 

JRP: Señales recientes en el mercado muestran una correlación entre precios bajos del petróleo e impactos negativos en la industria de las renovables. El ejemplo más claro hasta ahora son las empresas fabricantes de tecnología solar en países desarrollados como Estados Unidos o China, cuyas acciones han perdido su valor en bolsa al mismo ritmo que las acciones de empresas en la industria petrolera. El índice Bloomberg Intelligence Global Large Solar, que reúne a 21 compañías del sector, ha caído más de 40% desde junio de 2014, mientras que los tres fabricantes chinos más grandes de paneles fotovoltaicos han perdido entre 50% y 75% de su valor en bolsa. Este comportamiento de los inversionistas en el mercado de valores puede responder a una expectativa de que la generación de electricidad con derivados del petróleo esté compitiendo directamente con la de fuentes renovables, lo cual no es del todo cierto, ya que en los países desarrollados la mayor parte de la electricidad es producida con carbón y gas natural. Por lo tanto, estos serían los competidores directos de las renovables, no el petróleo. En ese sentido, una baja en los precios del petróleo no debería afectar negativamente en el corto plazo el interés por las inversiones en las renovables. De otro lado, la mayoría de contratos de suministro de gas natural a los generadores aún siguen ligados al precio internacional del petróleo, especialmente en Europa, y aunque esta situación está cambiando, podría afectar en el mediano y largo plazo a la industria de las energías limpias.

Paredes es el responsable de la diligencia técnica de los proyectos de energías renovables, eólicos y solares financiados por el BID. Foto/ Cortesía BID

 

C6: Entonces la caída del precio del crudo sí va a trastornar la inversión. 

 

JRP: Yo no lo afirmaría así de contundente. Históricamente, las inversiones en renovables han sido motivadas por otro tipo de razones, como los esfuerzos globales para reducir las emisiones de carbono y mitigar los efectos del cambio climático, la reducción de costos en países altamente dependientes de fuentes fósiles, la diversificación de la matriz y la seguridad energética. De hecho, dos de los grandes financiadores e inversionistas en renovables como Deutsche Bank y Goldman Sachs aseguran que el crecimiento del sector continuará fuerte este año e independiente de la volatilidad en los precios del petróleo, teniendo en cuenta que las inversiones en renovables se han mantenido a un nivel constante sin grandes variaciones en los últimos tres años, inclusive con precios del carbón decrecientes. A pesar de que desde mediados del 2014 el precio del petróleo ha 
venido en descenso, las cifras de inversiones en el sector de las energías limpias para el mismo año aumentaron un 16% respecto al 2013, situándose en 310 billones de dólares. Tal vez sea demasiado temprano para concluir sobre la existencia de un efecto negativo real sobre el mercado de las renovables, pero estas cifras confirman por el momento lo contrario. El único sector que sufrió un retroceso en inversiones fue lógicamente el de los biocombustibles, ya que estos sí compiten directamente con la gasolina (derivada del petróleo), y seguirán viéndose afectados asumiendo que los gobiernos transfieran inmediatamente la reducción de precios del petróleo al precio de la gasolina.

C6: ¿Se mantiene la competitividad de las energías limpias a nivel mundial? 

 
JRP: Los costos de la electricidad producida con renovables se han reducido en gran medida en los últimos 5 años: un 78% para la solar fotovoltaica y un 58% para la eólica. En sitios con un buen recurso de viento y sol, la electricidad renovable es ahora competitiva, llegando a ser más barata que la producida con derivados importados del petróleo que no estén subsidiados y en algunos casos más barata que la producida con gas natural. Una muestra de ello es Brasil, donde la energía eólica ha mostrado precios más baratos que el gas natural. La primera licitación donde se registró este hecho fue en agosto de 2011, cuando la eólica ganó 1.068 MW de un total de 1.532 MW de potencia adjudicada, a un costo promedio de 62 dó- lares por cada MWh, mientras que el costo promedio de producción de electricidad con gas natural fue de 65 dólares. En el caso de Europa se tendría que llegar a un precio por barril de petróleo de 14,6 dólares para igualar el precio de producción que se obtiene a partir de la energía eólica, o de 38 dólares para la fotovoltaica, lo cual muestra el margen de competitividad que aún tienen estas tecnologías frente a una mayor reducción del precio del petróleo. Un cálculo similar, teniendo en cuenta las condiciones locales del viento en México, muestra que el petróleo debería llegar a un precio de 12,3 dólares por barril para ser competitivo con los precios que alcanza la energía eólica en ese país. De otro lado, un reporte reciente patrocinado por el Departamento de Energía de los Estados Unidos calcula que en 42 de las 50 ciudades más grandes del país el costo de la electricidad producida con sistemas solares fotovoltaicos instalados en el techo de las casas es menor que la tarifa de compra de electricidad al distribuidor local.
 
 
“Colombia cuenta con una ley que permite que los productores de etanol y biodisel reciban un precio mínimo ante eventuales caídas de los precios internacionales de la gasolina”

C6: ¿Cuáles serán las repercusiones concretas para Latinoamérica?

JRP:
 Dependerán, en primer lugar, del tipo de combustibles y tecnologías que utilicen los países para producir su electricidad. Entre más dependiente del petróleo sea la matriz energética de producción de electricidad de un país, mayor será el efecto. Si los precios bajan, los gobiernos y las empresas generadoras gastarán menos en importaciones de combustible fósil tanto para el sector eléctrico como para el de transporte, por lo cual se generarán grandes ahorros mientras la situación continúe de esta forma. Este sería el caso para los países de Centro América y el Caribe, quienes en su mayoría son importadores netos de hidrocarburo para producción de electricidad, tal vez con la única excepción de Costa Rica, donde menos del 10% de su electricidad es producida con derivados del petróleo. También se generarían ahorros en países como Uruguay, Ecuador y en menor medida en México, Venezuela, Argentina y Chile, cuya producción de electricidad con derivados del petróleo es de menos del 20%. Pero por otro lado, los países exportadores como Venezuela, Brasil, México y Colombia tendrán menos ingresos.

C6: ¿Cuál debe ser el papel de los gobiernos? 
 
JRP: El impacto directo en las renovables dependerá también de las políticas de regulación de precios y subsidios que cada gobierno disponga y de las políticas de incentivos a las energías renovables. Asumiendo que estos autoricen trasladar la baja del precio al consumidor final en el sector eléctrico o de transporte, se podrían impactar de forma negativa las inversiones en renovables, ya que la electricidad producida con petróleo y sus derivados tenderá a la baja y entonces dependerá del recurso a nivel local si las renovables se mantienen competitivas o no. Como ya mencioné, la abundancia del recurso renovable en Latinoamérica y la baja en el precio de las tecnologías garantizan en muchos sitios esta competitividad. Varios gobiernos en la región tienen mecanismos de control de precios y tarifas reguladas que no trasladan a los consumidores esta volatilidad en los precios internacionales del petróleo. Adicionalmente, no se refleja el costo del petróleo en el valor real de producción de electricidad debido a las políticas de subsidios que mantienen de manera artificial los costos bajos de la electricidad en ciertos países. Estos gobiernos serían los mayores beneficiados gracias a los ahorros en subsidios y en algunos casos los consumidores finales cuando la regulación permita que reciban este beneficio.

C6: Si el petróleo ha bajado, ¿por qué no baja la gasolina? 

JRP: En el caso del sector transporte podemos citar el fondo de estabilización de precios de los combustibles en Colombia, creado para mitigar la volatilidad de los precios del petróleo. Mientras que este precio ha bajado más de un 50% en los últimos 5 meses, el precio de la gasolina solo se ha reducido en un 3,6% en el mismo periodo. Esto se debe a que el fondo presenta actualmente un déficit que justamente se generó en la época de precios altos del petróleo donde se subvencionó el precio de la gasolina en el mercado interno y no aumentó su precio de la misma forma que a nivel mundial. Ahora que los precios caen, hay una necesidad de cubrir los subsidios ya entregados y volver a reaprovisionar el fondo de recursos para nuevos escenarios de precios altos en el futuro. Por esto se presenta la ligera disminución en los precios internos de la gasolina que ha beneficiado a los productores de biocombustibles y les ha garantizado una demanda constante.
 

En Colombia hay tres proyectos de parques eólicos que están en primera fase. Estarían ubicados en Uribia, municipio de La Guajira, y sumarían más de 400 MW de capacidad. /Foto: Cortesía BID

C6: Se habla mucho de la singularidad de la experiencia chilena en cuanto a estímulo de energías renovables. ¿En dónde radica esa singularidad? 

JRP: Hay una situación muy distinta para las renovables en el caso de la minería en Chile. Esta actividad requiere de grandes cantidades de energía que se abastece principalmente de fuentes fósiles importadas. Aunque las compañías mineras han comenzado a invertir en proyectos solares, que debido al excelente recurso disponible en los sitios donde se ubican generan unos costos muy atractivos de electricidad y estables a largo plazo, un escenario crónico de precios bajos de combustibles fósiles podría causar un retraso en las inversiones en fuentes renovables de energía e inclusive llevar a la cancelación de proyectos. Es aquí donde las políticas de incentivos nacionales a las energías limpias entran en acción. Chile dispone de uno de los programas más avanzados en la región en este sentido y recientemente dobló su meta de participación de las energías renovables en la matriz energética a 20% para el 2025. El gobierno pretende con esto dejar de ser vulnerable a la volatilidad de los precios internacionales de las energías fósiles y conseguir una solución a largo plazo, ya que además no dispone de recursos fósiles propios pero sí de un excelente potencial de energías limpias y renovables, tanto solar como eólica, geotermia y marinas. El caso de la geotermia es especial, pues con los precios bajos del petróleo la actividad de exploración tiende a disminuir y asimismo sus costos asociados. Ya que las tecnologías de perforación son similares en las dos industrias, es de esperarse que los costos de exploración geotérmica sean menores que en periodos recientes, lo que podría beneficiar proyectos que estén por iniciar sus fases exploratorias, tanto en Chile como en otros países de la región con buen potencial como el resto de países andinos y los de América Central. Todo dependerá de qué tanto se prolongue este momento de precios bajos en la industria petrolera. C6: ¿Qué hacer entonces con los ahorros? JRP: En el caso de los países dependientes del petróleo para producir electricidad, esta baja constituye una excelente oportunidad para que los ahorros en subsidios se traduzcan en inversiones en energías limpias que les garantizarán ahorros a largo plazo y disminuirán de forma definitiva su vulnerabilidad a las variaciones de los precios del petróleo. Esta será también una de las pocas oportunidades para iniciar un desmonte progresivo de los subsidios con menores impactos para los gobiernos que los que se ocasionarían en una situación de precios altos. En el caso de que sean los mismos consumidores finales quienes puedan tener más dinero en sus bolsillos, la economía en general se verá beneficiada por un mayor incremento del consumo. Las empresas podrán contratar más y realizar mayores inversiones. De las misma forma que los gobiernos y teniendo una visión a largo plazo, lo razonable para los pequeños y medianos consumidores de energía sería invertir los ahorros obtenidos en sistemas de generación con energías renovables, aprovechando sus costos competitivos actuales y un combustible gratis —el sol o el viento— garantizado en el futuro. 

C6: ¿Son positivas o negativas las perspectivas a futuro para las renovables? 

JRP: De mantenerse una situación de precios bajos del petróleo, será cada vez más difícil para los países desarrollados que tienen políticas de precios garantizados para las energías renovables argumentar razones económicas para darle incentivos adicionales a las renovables. En Latinoamérica, la situación es distinta porque son muy pocos los países que tienen incentivos de precios para las renovables y la competitividad que han presentado la energía solar y eólica en la región se mantendrá independientemente de las variaciones en los precios internacionales del petróleo, en gran parte por un recurso renovable más abundante que en otras regiones del mundo y los precios de la tecnología renovable que seguirán bajando hacia el futuro. Los dos casos anteriormente citados en Colombia y Chile nos indican que los impactos en las inversiones en energías limpias en Latinoamérica dependerán de condiciones específicas a nivel local, entre las que se cuentan el grado de dependencia de los países del petróleo, y con particular relevancia de sus marcos regulatorios de apoyo a las energías renovables, y los esquemas fiscales y de subsidios aplicados al sector de energía.

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