Martes, 16 Abril 2024
Texto: Tatiana Hoyos Díaz / Fotos: Alexis Múnera
 
Las 73 especies del nuevo bioparque en la capital de Risaralda tienen ahora una casa de 44 hectáreas, 15 más que el zoológico de Buenos Aires, considerado hasta hoy el más grande y el mejor de la región.
 
Sus patas pesadas dieron un paso tímido de libertad. Mafalda, la osa de anteojos, fue la primera en desembarcar en el Bioparque Ukumarí, un nuevo hábitat para especies que antes vivían en el zoológico Matecaña de Pereira en un espacio de apenas 17 hectáreas.
 
Ya no había barrotes ni barreras, el espacio reducido quedaba atrás y su curiosidad revivió para conocer, observar, escarbar y olfatear su nuevo aire. La mamífera de abundante pelaje se tomó tres días para acostumbrarse a su nueva casa, 12 veces más grande que su antigua jaula, en la que habitó por 10 años.
 
Su nuevo hogar luce amoblado, con cómodas hamacas, un árbol de seis metros de alto para que desarrolle su comportamiento natural y, a su vez, pueda trepar para divisar y reconocer su territorio. Mafalda, de 20 años de edad, ya no dormirá en el suelo porque llegó a un hotel cinco estrellas.
 
Una cascada y zonas verdes sin rejas son algunos de los elementos “cinco estrellas” del nuevo hábitat de estas especies.
 
Uno de sus nuevos lujos es una cascada, la cual se acondicionó especialmente para ella. Es una buena nadadora y ahora puede exhibirlo en una piscina de dos metros de profundidad. No solo eso, también tiene un patio de asoleo y cuenta con grandes troncos en los que puede abastecerse de proteína, pues debajo de ellos encontró larvas de escarabajos agradables a su paladar, una experiencia que no había gozado antes.
 
“El día que llegó al parque y la vi correr por primera vez, lloré”, confiesa Hernán Becerra, su cuidador.  Él es el encargado de alimentarla. Conoce sus gustos y en las mañanas la consciente con un delicioso manjar compuesto de papayas, uvas, manzanas, peras y mangos de la mejor calidad. Es tratada como una verdadera reina.
 
Rodríguez vive orgulloso al ver a su gran Mafalda y al resto de animales deleitarse en medio de tanto bienestar. El área total del hábitat de la osa es de 500 metros cuadrados y el visitante podrá observar no solo a este ejemplar, sino a 73 especies más de fauna a partir de septiembre, cuando Ukumarí abra por primera
vez sus puertas con la biorregión de Bosques Andinos.
 
Precisión en la adecuación y traslado de animales
 
Después de 54 años de operación, el zoológico Matecaña cerró con el fin de trasladar a los animales al nuevo Ukumarí, el cual tiene una extensión total de 44,7 hectáreas.
 
La Sociedad de Mejoras de Pereira realizó una negociación con Infi Pereira, dejando en manos de esta organización a los 524 animales que residen en el lugar. A partir de ese momento comenzaron un proceso con el equipo  médico y los animales que trasladaron.
 
Mafalda fue la primera en llegar y requirió un entrenamiento previo de 2 meses. “Tuvimos en cuenta no sedar al animal, que estuviera el menor tiempo posible en el guacal y se trasladó en la madrugada. Tuvimos acompañamiento de la Policía Ambiental y la Carder”, indica Javier Monsalve, gerente de Infi Pereira.
 
¿Qué pasará con los animales que no puedan quedar dentro del bioparque? “Algunos animales no podrán estar porque se encuentran en una etapa avanzada de vejez, para ellos tenemos un programa especializado. A ellos los cuidaremos hasta que reiniciemos un proceso de intercambio con otras instituciones zoológicas del país y fuera de él, ya que esto hace parte de la misión institucional de un zoológico que maneja fauna en cautiverio”, asegura Miryam Salazar, bióloga a cargo de la ejecución ambiental de Ukumarí.
 
Hasta el momento se trasladaron varias especies como el zorro perruno, el ocelote, la taira, el mico tití, mapaches, guacamayas y patos, entre otras especies.
 
Un bioparque de talla mundial
Desde hace varios años, los pereiranos tenían el sueño de contar con uno de los parques más grandes del mundo y hoy es un hecho. Se dice que superará al bioparque Temaikén de Buenos Aires para ubicarse como el más grande del continente.
 
Desde el 2009 se comenzó a diseñar un plan maestro que tiene como objetivo mostrar la integralidad de los componentes flora, fauna y sociedad, a través de la educación ambiental. El proyecto estará terminado en su totalidad en 20 años y el visitante podrá experimentar la biodiversidad de lugares como África, América, Europa, Asia y Oceanía. También se recrearán biorregiones colombianas como los Llanos Orientales, el Amazonas, la costa Atlántica y el Bosque Andino.
 
Biorregión Africana
Esta biorregión será entregada en diciembre y es la más esperada. Se traerán animales como la jirafa, las gacelas de Thomson y el bongo, un antílope grande cuya importación será bien compleja, ya que nunca ha entrado a Colombia. Esta fauna estará acompañada por una vegetación originaria del continente africano, como el baobab, que puede llegar a medir 40 metros de alto.
 
Simpáticos y curiosos, otros integrantes de la familia son los suricatos (Suricata suricatta), procedentes de Praga (República Checa).
 
Parque para la conservación ambiental
Uno de los pilares más importantes del Bioparque son los procesos de protección ambiental, donde se cuenta con 14 hectáreas en bosques de conservación y 2 humedales. Allí habita fauna nativa como el zorro perruno silvestre.
 
“Son vínculos con procesos de conservación de especies de fauna silvestre de Risaralda, consiste en apoyar desde la educación ambiental y cofinanciación. Otra subdivisión es el apoyo a través de convenios en flora no maderable, parques regionales y naturales“, indica la bióloga.
 
Otro de los componentes es el manejo en cautiverio, lo cual garantiza que los grupos de animales están sanos y aportarán a poblaciones nacionales e internacionales para salvar a las especies en extinción. El bioparque también se encuentra ligado a la investigación científica, con el fin de conocer mejor cada uno de los individuos; así, el visitante tendrá una percepción mucho más cercana.
 
La primera biorregión que estará lista para septiembre y abierta al público será la de Bosques Andinos. Durante su recorrido se podrá observar el Aula de la Taira, vivario, acuario, avistamiento de aves, aula de los primates y páramo; bosque oscuro, mariposario, cascada de las Guacamayas, la Plaza de los Ancestros y además observar bailes típicos de la región.
 
Como explica Gabriel Aguado, director general del zoológico de Buenos Aires y asesor del diseño y construcción de Ukumarí, la diferencia entre zoológico y bioparque es que este último conjuga los jardines botánicos con los museos de ciencias naturales y antropología.
 
“Aquí las barreras según el comportamiento del animal son espejos de agua, pequeñas depresiones en el piso, entre otros. Ukumarí no tendrá nada que envidiarle a los parques americanos y europeos”, comenta.
 
En libertad, el ocelote (Leopardus pardalias), también conocido como tigrillo, se mueve solo y de noche por las zonas montañosas de América, desde Estados Unidos hasta Argentina.
 
El lugar recreativo fue diseñado teniendo en cuenta las culturas ancestrales y el componente botánico. Aquí, además de los animales, las protagonistas son también las 74 mil plantas, 6 por ciento de ellas en vía de extinción. Todo está tematizado por una empresa americana que ha y recreado rocas, lodo, plantas, animales, cascadas y los ríos que generan ambientes creíbles para las especies y para los visitantes.
 
Cómo llegar
Sector de Cerritos, kilómetro 14 de la vía Pereira-Cartago (Valle).
 
La entrada
Adultos: $39.000, niños: $29.000. La primera etapa tendrá un descuento del 25%.
 
Clínica veterinaria
Será la más grande del país, con con todos los estándares internacionales para el cuidado de fauna silvestre y tendrá sala de observación, sala de cirugía con aula de docencia, cuarto de rayos X, zona de neonatos, zona para incubación y 4 laboratorios.
 
Inversión
El mantenimiento y la operación de la Biorregión Andina está estimada en 4.500 millones de pesos anuales.
 
Grupo
40 personas entre operativos técnicos y profesionales.
 
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Editorial

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