En el Valle del Cauca, de las 47 cuencas reconocidas solo ocho tienen Planes de Ordenamiento y manejo de cuencas hidrográficas.
Las empalizadas que amenazan a Cali no surgen repentinamente: son producto de la tala incontrolada y la falta de controles y de sanciones, que han permitido que aserradores comerciantes de la madera y mercachifles comercien con la naturaleza afectando así a toda la ciudad.
Además de contribuir en los planes para combatir el calentamiento global, para que el departamento del Valle del Cauca opere bien desde lo hídrico es necesario reordenar las labores y tareas, así como coordinar las funciones de todos los entes administrativos competentes. De esta manera no se desperdician las existencias logísticas y se encadenan funciones dentro del Sistema Nacional Ambiental (Sina) haciendo cumplir los contenidos de cada Plan de Ordenamiento y Manejo de las Cuencas Hidrográficas (POMCH), protegiendo así cada cuenca y, por ende, las microcuencas.
Primero que todo, cada río principal debe tener un POMCH, este no puede ser letra muerta. La autoridad de control, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), debe constatar el cumplimiento de las acciones y programas para permitir la sostenibilidad del recurso hídrico, de lo contrario el deterioro de la cuenca sobrevendrá.
La ocupación irregular del territorio es el primer factor de perturbación; los usos del suelo y el agua sobrevienen a esa ocupación y se darán de la misma forma. También los intereses encontrados de los pobladores por acceder al agua deben ser regulados.
El Viceministerio del Agua, desde el Ministerio del Medio Ambiente, debería estrechar todos los requerimientos para que las Corporaciones Autónomas ejecuten las acciones concretas a fin de ordenar las cuencas hidrográficas. Una política integral de vigilancia del agua para hacer sostenible al país.
En el Valle del Cauca, de las 47 cuencas reconocidas solo ocho tienen un POMCH. En conclusión, 39 cuencas están desprotegidas. Los municipios deberían estar facultados para retener los dineros de la sobretasa ambiental hasta tanto la Corporación Autónoma Regional (CARCVC) no tenga al día este Plan de Ordenamiento.
Sin el POMCH funcionando se deterioran las cuencas, ya que no existe planificación hidráulica alterándose la misma vida de la ciudad, puesto que peligra el suministro de agua.
Cali es víctima de una ingobernabilidad hidráulica porque la CVC no se entiende con el Dagma. Igualmente, los funcionarios de Minambiente no controlan bien el Parque Natural Nacional Los Farallones, y Emcali contamina los siete ríos con aguas residuales. Tampoco funciona el Sistema de Gestión Ambiental Municipal (Sigam), y el Sina es desatendido.
Es preciso entonces definir un modelo económico para Colombia que respete el desarrollo sostenible, e impedir al menos la depredación de los bosques y la contaminación de las aguas.
Cali hasta tanto no conforme una ciudad región no podrá solucionar del todo sus problemas medioambientales porque tiene ecosistemas compartidos que no cuidan y no conservan en los municipios circunvecinos. Además, la presión demográfica impide esa misma conservación.
Si cada río principal no tiene un POMCH y si estos planes no se cumplen, nunca se ordenarán las cuencas. No se puede descuidar el flujo de información permanente sobre los cambios bruscos de las cuencas. El derecho de aguas es el marco para la acción y las autoridades ambientales deben estar prestas para hacerlo cumplir; de no ser así las normas no operarán, serán írritas.
CALI ES VÍCTIMA DE LAS EMPALIZADAS
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