El tema del paisaje en los estudios de Impacto Ambiental surge a raíz de la degradación ambiental, existente en todo el mundo, entendiéndose como la suma del deterioro ecológico y la problemática social. Esto lleva a realizar estudios de causas, efectos y consecuencias, tomando en cuenta al espacio como “producto social”.
Debido a la inminente destrucción de los recursos naturales, las autoridades nacionales y la población apenas ahora empiezan a preocuparse, pues creían que aún se contaba con la gran riqueza de recursos naturales y, por lo tanto, no era importante su preservación. Actualmente se buscan alternativas para la protección de recursos degradados y de los que están por degradarse, y aunque ello se establece en la normatividad vigente, se ha dificultado su implementación por la complejidad de tratar y ejecutar.
Dentro de las diferentes conceptualizaciones de paisaje prevalece su construcción en la mente humana; es decir, no hay paisaje sin hombre que sea considerado como tal. Humboldt, por ejemplo, lo define como “el carácter íntegro de un trecho de la Tierra”; Troll, como una entidad holística, en el sentido de ser más que la suma de unos componentes interactuantes (clima, litología, suelo, vegetación, actividad humana), y Etter, como la “porción de la superficie terrestre con patrones de homogeneidad y como una aproximación espacial descriptiva de carácter cualitativo, de los fenómenos naturales sumado al análisis funcional de carácter cuantitativo”.
Otros aportes afirmaron que el paisaje es el resumen de procesos humanos y naturales, y es a partir de ahí que se debe planear el desarrollo de un proyecto. Según esto, se observa que la actitud de nuestra cultura ante el paisaje es de dominio e imposición de sus condiciones. Por eso, se considera que en el planeta prácticamente son escasos los paisajes naturales, y que los existentes ya son clasificados como paisajes culturales, en la medida en que el hombre ha hecho presencia en ellos.
Dentro de los componentes del paisaje se presentan elementos básicos y diferentes posiciones. En los primeros se encuentran condiciones biofísicas (características fisiográficas presentes en un área) y condiciones humanas (características físicas sumadas a las actuaciones humanas). En el primer caso, su estudio pretende una visión ecosistémica, mientras que en el segundo hay una tendencia a la interpretación social de la naturaleza.
La ecología del paisaje estudia las relaciones entre elementos ecológicos presentes en el paisaje, llegando a definir zonas o territorios con características similares (homogeneidad) llamadas “unidades de paisaje”. Hace especial énfasis en el paisaje natural y en las modificaciones inducidas por el hombre, considerándolo un mosaico de ecosistemas, por lo que debe incluirse en los estudios de impacto ambiental para ser tomado como un recurso natural con características de no renovabilidad, luego debe ser conservado en cualquier caso.
La ecología del paisaje se considera el punto de enlace entre varias disciplinas, un enfoque de análisis integrado que comenzó a ser aplicado en 1958 en diferentes sistemas de aproximación de tierras, cuya base epistemológica general está dada por la Teoría General de Sistemas (TGS), que habla de la concepción sistémica y holística de la realidad, en particular del paisaje.
En todas las ciencias, sean sociales o exactas, un solo punto de vista de la realidad no es absoluto y por lo tanto no debe ser reservado, limitado o de uso exclusivo. Los estudios de impacto ambiental son para el servicio del país e implican una visión integral; deben resolver problemas concretos independientemente de la escala geográfica que se maneje y requieren de un tipo de información que corresponda a esa resolución, sin ignorar la existencia de una realidad que puede ser más o menos detallada.
En conclusión, el estudio del paisaje en las investigaciones de impacto ambiental es importante porque permite abordar de antemano problemas que podrían presentarse al momento de la construcción del proyecto. Por esto, se hace necesario incluir en ellos la protección del paisaje como un recurso no renovable. Hay que sumar la importancia las comunidades al momento de valorar el impacto que el cambio de paisaje puede generar. También es imperativo empezar a tomar conciencia de lo que es ambiente, producción y sostenibilidad, entrando en un ámbito de educación ambiental, que a veces se apropia sin entender su esencia o su significado, o no es del interés del individuo o de la población en general.