Jueves, 25 Abril 2024

Por. Cecilia Rodríguez González-Rubio

El 17 de septiembre, la Asociación de Usuarios del Río Frayle (Asofrayle) resultó ganadora del premio ambiental de Caracol TV.

En esta experiencia hay elementos novedosos, que bien deberían mirar líderes de otras regiones: cada usuario del río Frayle aporta 5500 pesos por litro de agua a Asofrayle, y con estos recursos durante 18 años han recuperado los bosques y, en consecuencia, las fuentes de agua de la cuenca de este río en jurisdicción del municipio de Florida en el departamento del Valle del Cauca.

Entre los usuarios hay desde cultivadores de caña hasta pequeños campesinos, que con éxito y armonía comparten el agua y ayudan a su conservación y recuperación. También cuentan con la participación del municipio, y lograron lo más difícil: reunir a los actores del desarrollo sostenible, al Estado, a las empresas y a las comunidades en un esquema que ha funcionado. Nuestra realidad demuestra recurrentemente la dificultad de comunicación y entendimiento entre funcionarios públicos, empresas y comunidades. Cada uno tiene percepciones y paradigmas que no parecen estar dispuestos a cambiar para lograr mejores posibilidades de desarrollo para el país y sus gentes.

Los argumentos para el paro agrario incluyeron los TLC, las sanciones por violación a la propiedad intelectual de empresas desarrolladoras de semillas, pero soslayaron el tema del agua y la importancia de integrar empresarios con campesinos para un verdadero desarrollo del campo. Ya aprendimos en estas décadas que el solo acceso a la tierra no resuelve nada.

Repasemos el planeta y sus características para que la discusión y las políticas que resulten se concentren en lo esencial. A través de los siglos, el desarrollo económico y tecnológico le ha permitido al ser humano dominar el planeta. Ha tumbado la mayoría de los bosques en esencia para usar la madera y para alimentar miles de millones de seres. En los últimos dos siglos, esto ha ocasionado la pérdida de importantes y numerosas especies, aun con baja utilización agrícola de los suelos deforestados. Sin embargo, la mayor prosperidad del ser humano también ha resultado en mejores posibilidades de supervivencia para otras especies.

Está demostrado que los países con mayor ingreso protegen mejor sus recursos naturales, tienen normas más fuertes y castigan la contaminación con severidad. Tienen mejores productividades agrícolas que permiten utilizar menos tierra, ante la realidad poblacional, que hoy suma 7000 millones de habitantes.

La situación que enfrenta el planeta es un gran desafío y requiere lo contrario de la polarización ideológica. Es importante abordar soluciones específicas concebidas localmente con la unión entre empresas, comunidades y Estado. Asofrayle es un modelo que ha demostrado su eficacia.

Al integrar Estado, empresas y comunidades, sin lugar a dudas, se traza el camino que permitirá un desarrollo económico dinámico, armonioso con el ambiente y con las personas.

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