Domingo, 19 Enero 2025

Un reciente estudio científico ha detectado la presencia de 16 metales diferentes en tampones, algunos de los cuales son potencialmente tóxicos para el organismo.

 Tampon enlamanodeuna mujer

/Canva/

Los tampones son un producto de uso común durante la menstruación. Según datos de CNN, una persona que menstrúa podría utilizar alrededor de 11.000 tampones, toallas sanitarias, protectores diarios y otros productos menstruales en un periodo de tiempo de 5 años, lo que equivale a unos cinco años de uso continuo. Un estudio publicado en Environment International analizó 30 tampones de 14 marcas distintas, encontrando concentraciones medibles de varios metales en todos ellos.

Entre los metales detectados, las mayores concentraciones correspondían a plomo, cadmio y arsénico, todos conocidos por sus efectos nocivos en la salud. El estudio también reveló que las concentraciones de estos metales varían según la región de distribución en Estados Unidos o Europa y dependiendo de si los tampones son orgánicos o no. En general, los tampones no orgánicos mostraron mayores niveles de plomo, mientras que los orgánicos tenían más arsénico.

Lo que más preocupa a los investigadores es la presencia de plomo en todos los tampones analizados, ya que no existe un nivel seguro de exposición a este metal. Incluso pequeñas cantidades que se filtren del tampón al organismo podrían tener efectos adversos en la salud.

Los investigadores sugieren que estos metales podrían llegar a los tampones a través de diversas fuentes, como la contaminación del algodón durante su cultivo o procesamiento, o incluso por la adición intencional de ciertos minerales, como el calcio y el zinc, por sus propiedades antimicrobianas.

El estudio subraya la necesidad de llevar a cabo más investigaciones para determinar si estos metales pueden filtrarse de los tampones y atravesar el epitelio vaginal, entrando así en la circulación sistémica. Estos hallazgos resaltan la urgencia de establecer regulaciones que obliguen a los fabricantes a analizar y controlar los niveles de metales en los productos de higiene menstrual.

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