Martes, 16 Abril 2024
Durante los últimos ocho años más de 300 aves, muchas consideradas vulnerables, fueron avistadas en bosques del oriente boyacense. Unas provienen de Estados Unidos y otras de Canadá.
 
Más de 60 años le tomó al ave Cotorrita Alipinta (Touit Stictopterus) volver al departamento de Boyacá para ser registrada por pajareros de la región. Desde el año 2008 decenas de especies extranjeras, junto con las nativas, completaron más de 300 aves avistadas entre las provincias de Márquez, Oriente, Centro, Neira y Lengupá.
 
En total fueron 25 municipios del suroriente de Boyacá, los que fueron tenidos en cuenta por un grupo de expertos para identificar especies y hacer un listado de las aves que hacían presencia en el territorio. El biólogo Mauricio Otálora, consultado durante el estudio, dijo en una emisora radial local que la sola presencia de la Cotorrita Alipinta “es un indicador de conservación de ecosistemas boscosos que superan los 1.050 metros de altura sobre el nivel del mar".
 
Según el biólogo, algunas de las especies más singulares, por las distancias que recorren, son la Reinita Cerúlea (Dendroica cerulea), una especie de tonalidades azul intenso proveniente de Estados Unidos y Canadá, que sólo llega en dos épocas del año, mayo-agosto y septiembre-octubre, para reproducirse. “También están los Patos Canadienses, Águilas y Halcones, además del ave Píbi Boreal (Contopus Cooperi), que viaja cerca de 80 mil kilómetros hasta los bordes de los bosques y terrenos semiabiertos con el fin de habitar y conseguir alimento para sus crías”, indicó Otálora.
 
Y es que el ecosistema boyacense es uno de los preferidos por algunas especies de aves que viajan kilómetros para anidar y reproducirse en hábitats específicos como los páramos Cristales Castillejo, de Rabanal, de Mamapacha y Bijagual, de Cuchilla Negra y Gunáque y el de San Cayetano. La importancia del avistamiento de estas aves se debe a la regeneración que hacen de bosques y plantas, ya que al depositar sus heces en la zona, contribuyen efectivamente con los bancos de semillas.
 
Por su parte, la Corporación Autónoma Regional de Chivor (Corpochivor), promotora del estudio, está adelantando un proyecto de vigilancia junto con la comunidad para que a través de un monitoreo con equipos especializados aportados por la corporación, realicen un rastreo periódico de especies, a fin de clasificarlas y protegerlas.
 
Fabio Antonio Guerrero Amaya, director General de Corpochivor, advirtió que la desaparición de estos ejemplares a causa de las malas prácticas, repercute en los efectos globales de cambio climático y de deforestación.
 
 
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Desde hace 60 años no se tenía registro de la Cotorrita Alipinta (Touit Stictopterus), en la región de Boyacá / Foto tomada de www.taringa.net
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