Sábado, 20 Abril 2024

Por Eduardo Chávez López
Director de Catorce6

Animó mucho el tono de importantes ambientalistas como Julio Carrizoza y Gonzalo Andrade durante el pasado foro ambiental celebrado en la Universidad de los Andes, cuando con argumentos técnicos y actitud serena invitaron a Enrique Peñalosa a un diálogo constructivo sobre el futuro de la Sabana de Bogotá y de la Reserva Van Der Hammen.

Eduardo Chvez 0033Aunque el debate está polarizado desde hace 14 años, pintaba tan descalificador con el mandatario como lo fue con Petro —su antecesor— en otras disciplinas. Y ya sabemos cómo pueden afectar las descalificaciones a la gobernanza de la capital y en este caso también al ordenamiento territorial del centro del país.

El color que estaba tomando el debate dio para hablar hasta de revocatoria del mandato sin que el Alcalde haya cumplido sus primeros 50 días de gobierno. Pero el tono de Carrizoza y Andrade comenzaron a alimentar la ilusión de muchos convencidos como yo de las oportunidades que el medio ambiente ofrece para construir escenarios de reconciliación y paz, en un país megadiverso decidido a poner fin a 50 años de guerra. Al fin y al cabo, los debates ambientales apuntan a cómo proteger de mejor manera la casa común: la tierra y quienes la ocupamos.

Tanto Carrizoza como Andrade fueron muy respetuosos en la presentación de sus tesis y en la valoración de su contradictor. El primero reconoció los aportes ambientales del actual mandatario, al punto que le adjudica gran parte de la arborización que existe en Bogotá y sus 400.000 usuarios de bicicleta. El segundo, invitó al diálogo constructivo entre ambientalistas y urbanistas para construir soluciones dándole relevancia al papel de la academia en la identificación de riesgos y oportunidades.

Peñalosa acogió el llamado y planteó la necesidad de construir una visión compartida acerca del crecimiento de la ciudad en las próximas décadas. Dijo que si por algo se había aguantado insultos y derrotas electorales, era por buscar hacer realidad un sueño de una sociedad que puede vivir mejor y en mejores entornos.

A unos y otros les preocupa el crecimiento de la mayoría de los municipios de la Sabana y la manera desordenada como está ocurriendo su poblamiento. Los ambientalistas expresaron su temor a la conurbación y Peñalosa expresó que la decisión de conurbación es más administrativa que ambiental. Los ambientalistas abogan por mantener una reserva que pretende asegurar la conectividad entre ecosistemas estratégicos de la Sabana, mientras Peñalosa asegura que es el crecimiento desordenado de las ciudades el que más amenaza esa conectividad.

Los ambientalistas expresan su
temor a la conurbación y Peñalosa
dice que la decisión es más administrativa
que ambiental

La mesa está servida y el escenario ideal es el ajuste del POT que tiene que emprender el Distrito, donde por fortuna el Instituto Humboldt va a estar presente brindando el soporte técnico. Así lo anunció Brigitte Baptiste, su directora, también con lenguaje incluyente. En esa discusión, mirando de conjunto el poblamiento de la Sabana, seguramente van a haber más coincidencias que diferencias en la medida en que la argumentación técnica se imponga a la ideologización del debate. De ser así, Bogotá podrá, en este mandato que apenas comienza, allanar el camino para dirimir muchos temas pendientes. La ventaja de hoy frente a lo que vivíamos hace 14 años es que contamos con una ciudadanía más informada y más formada para participar del debate.

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