Algunos líderes del Corregimiento de Santa Elena y de la comuna 9, en Medellín, zona directa de influencia del proyecto Túnel de Oriente, insisten en las afectaciones ambientales por la obra.
Así lo manifestaron durante el debate realizado, este martes 14 de junio, en el Concejo de Medellín sobre el macroproyecto, que, una vez terminado, acortará en 16 minutos el trayecto desde la zona urbana hasta el Aeropuerto José María Córdova.
La sesión fue citada por los concejales Luz María Múnera, Bernardo Alejandro Guerra y Jesús Aníbal Echeverri, con el fin de solicitar a la Concesión Túnel Aburrá Oriente explicar y dar respuesta a los planteamientos de las comunidades aledañas. Resaltaron los citantes la ausencia en la sesión de representantes de las entidades que ejercen el control ambiental en el área de influencia del proyecto como Cornare, Corantioquia y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Fernando Zapata, uno de los líderes del corregimiento de Santa Elena, dijo que el concesionario no ha sido del todo sincero con la comunidad, “está utilizando dinamita para hacer voladuras cuando dijo inicialmente que no, hay fisuras y grietas en las casas del sector, la fauna está siendo desplazada, sin contar la disminución en las fuentes de agua desde que se inició el proyecto. Estamos pidiendo una sesión especial donde se puedan encontrar todos los actores sociales y ambientales que tienen que ver con el proyecto, que permita llegar a unos acuerdos y pactos para mitigar el impacto tan nocivo que le ha generado a la montaña”, afirmó.
El gerente del Túnel de Oriente, Germán Rueda Mejía, explicó que el proyecto se entregaría el 31 de diciembre de 2018 y que es objeto de varios seguimientos, entre los que se destacan una mesa de las corporaciones autónomas ambientales (Cornare, Corantioquia y Área Metropolitana); la interventoría que hace la Gobernación de Antioquia como dueño y contratante del proyecto, además del proceso de control interno del concesionario.
En relación con los aspectos ambientales, el ingeniero Jorge Gutiérrez, adscrito a la Concesión Túnel Aburrá Oriente, explicó que en 2012 el proyecto fue intervenido por la Agencia Nacional de Licencias Ambientales -ANLA- y después de una suspensión cercana a los dos años, se obtuvo la modificación de la licencia ambiental en 2014.
Indicó que se vienen haciendo controles ambientales sobre los componentes físicos y bióticos, de acuerdo con el Plan de Manejo Ambiental aprobado; hay gestión social, con estudios de caracterización para prevenir impactos; se hace recolección de germoplasma y verificación de fauna, así como monitoreo constante al comportamiento de las fuentes de agua en verano y en invierno.
Sobre las voladuras, dijo que se tiene manejo controlado de las mismas e interacción permanente con la comunidad, a través de la oficina de atención para casos de peticiones, quejas y reclamos y que se desarrollan permanentes actividades de capacitación y reuniones.
Por su parte, el concejal Jesús Aníbal Echeverri, dijo que, con debates como este “se quiere evitar que se repita la situación que hoy viven los corregimientos de San Cristóbal y San Sebastián de Palmitas, donde por la construcción del Túnel de Occidente se acabaron varias quebradas, hay aún un impacto social negativo y pensamos que el túnel iba a generar mejor movilidad, pero tampoco”.
Y explicó que para el caso del Túnel de Occidente no hubo quién hiciera mitigaciones ni compensaciones. “El Túnel de Oriente es irreversible ya, pero suframos por el tema ambiental, porque la obra estuvo suspendida 3 años por requerimientos ambientales, pero quien verifica que sí se cumplan esos requisitos, necesitamos que las autoridades ambientales rindan cuentas”, aseveró el concejal.
Las obras del Túnel de Oriente estuvieron suspendidas por parte de la ANLA mientras se verificaban importantes requerimientos del Estudio de Impacto Ambiental. Hoy, el proyecto avanza y estaría terminado a finales de 2018 / Foto: Ana Isabel Rivera Posada.