En el colorido Carnaval de Río, ha estado circulando un pedido para que se prohíba el uso de plumas de faisán, ganso y de avestruz en los desfiles, debido a que cada año miles de plumas se arrancan a los animales vivos.
Las aves son amarradas y tomadas por el cuello para arrancar las plumas en cuyo proceso se produce sangrado y dolor. Brasil es uno de los mayores importadores de plumas para adornar el carnaval, de aves que se crían en China, India y Sudáfrica. Una pluma de faisán puede costar unos 100 mil pesos apróximadamente, lo que podría contribuir al mantenimiento año por año con la celebración del Carnaval de una penosa esclavitud de los animales destinados a la producción de plumas.
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La petición será enviada a Jorge Castanheira y Paulo Sérgio Ferreira, presidentes de las Ligas de las Escuelas de Samba de Río de Janeiro y de Sao Paulo, respectivamente. Dentro de la solicitud se pide que “la sustitución de estos materiales de origen animal sea un paso enorme para un espectáculo que ve el mundo entero”, y piden el uso de plumas sintéticas para aliviar el sufrimiento de los animales que quedan expuestos a enfermedades por quedar sin plumas en sus cuerpos, siendo posible que a una misma avestruz que puede vivir unos 40 años tenga que pasar por este proceso en repetidas ocasiones durante su vida. En el 2014 una pareja que desfiló llevo unas 15 mil plumas albinas de faisán en su disfraz, y muchos de estos elementos acaban en la basura de la ciudad.
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Daniele de Miranda, coordinadora de la Unión Libertária Animal, una entidad de defensa animal de Río de Janeiro, afirma que “las escuelas todavía no se deshacen de estos aderezos que son símbolos del carnaval, y algunas facciones de las escuelas de samba que desfilan, ya usan plumas artificiales pero el problema se centra en las reinas o en las madrinas de las baterías que quieren disfraces más lujosos y como ellas salen en los medios, buscan materiales más elegantes de origen animal como el faisán o la avestruz. Pocas personas se preguntan sobre el verdadero origen de estas plumas y creen que caen del animal pero lo que verdaderamente existe es una industria”
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Un productor brasileiro de plumas en el estado de Minas Gerais, afirma que una escuela de samba por año consume de 70 a 150 kilos de plumas por año. En el 2008 las asociaciones de protección animal como la Tribuna Animal y el Patio de San Francisco, se unieron a la Escuela de Samba Emperador de Ipiranga de la ciudad de San Pablo para promover un carnaval en beneficio del medio ambiente, constituyéndose en la primera Escuela de Samba en promover un carnaval ecológico. Este año con la terminación de los desfiles del carnaval, se espera que la celebración pueda contribuir a que la tradicional fiesta sea “un carnaval más ético, más justo, y alegre”.
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