Viernes, 19 Abril 2024
Columnistas Invitados

Los pioneros latinoamericanos de la ecopolítica

Margarita Marino de Botero

Desde el documento de la Fundación Bariloche hasta el informe de Cocoyoc, los estudiosos latinoamericanos cuestionan si los modelos históricos vigentes de extracción y aprovechamiento de nuestros recursos naturales pueden aminorar la inequidad o resolver los problemas de la pobreza, si la manera como producimos y consumimos destruye los bienes naturales, modifica sus paisajes, altera ecosistemas, crea exclusión social en las grandes urbes, impide el fortalecimiento de opciones locales y construye aspiraciones y corrientes contrarias a la defensa del ambiente sano y a su preservación en el tiempo.

Tiene todo que ver con el sentido de nuestras visiones del desarrollo, las nuestras y las de nuestra historia ancestral, de lo que queremos, diseñamos y hacemos. Cómo construimos sociedad y cultura, comportamiento y valores. Cómo actuamos, cómo vivimos y cómo queremos vivir. Una prosperidad sin destrucción ambiental irreversible supone proponer una economía que contemple los bienes y servicios ambientales, pero sobre todo un estado con legitimidad ecológica, una política ambiental que dé valor y sentido a la naturaleza como bien intrínseco, bien público, social, cultural y de bienestar común. Un compromiso político regional y global para la defensa ambiental a través de la información, la educación y una ciencia incluyente que impulse un cambio cultural universal.

Una prosperidad sin destrucción ambiental
irreversible supone proponer una
economía que contemple los bienes y
servicios ambientales

“Nuestra Propia Agenda”, un documento elaborado por más de 30 expertos latinoamericanos hace 30 años con ocasión de “La Cumbre de la Tierra - Río92”, reconoció la historia ambiental de la región, la disponibilidad de sus recursos y bienes ambientales, las históricas modalidades de extracción y disposición de los recursos, examinados especialmente por su importancia para las economías y las rentas nacionales, y demostró el negativo impacto ambiental de los dos últimos siglos en la ocupación y uso del territorio y los espacios naturales.

Anotó con firmeza las evidentes contradicciones dentro de la modalidad de desarrollo prevaleciente en la región, los conflictos cada día más fuertes entre el crecimiento y el medio ambiente. Formuló las preguntas pertinentes y previno las consecuencias de un desarrollo limitado y equivocado y rescató los indudables aportes que el pensamiento ambiental había realizado en el periodo 1950-1990, resaltando sus aspectos distintivos e innovadores, que apuntan al corazón de las agendas de política pública.

Los ambientalistas latinoamericanos enfatizaron un aspecto esencial de lo ambiental, la incidencia de la actividad humana y el efecto de los modelos económicos. Admitiendo problemas globales, como la reducción o eliminación de la contaminación, propusieron ampliarlo a generar un planteamiento político sobre las alternativas de desarrollo local regional y global. “Ante los fuertes embates naturales y sociales que sufren nuestros sistemas ecológicos y sociales, ¿cuál es el grado de elasticidad que es posible prever?, ¿cuál es la capacidad que tendremos hacia el futuro cuando el cambio climático y el cambio global tensen cada vez más nuestros límites y pongan en
serios desafíos el mantenimiento de nuestras sociedades?”*.

Considerando que el planeta es el único hogar de que dispone el género humano, “nuestra casa común”, como expresa el pontífice Francisco, existen razones apremiantes para esta discusión que nos lleva a explorar las posibilidades del desarrollo sostenible y la forma de minimizar los impactos humanos negativos para el funcionamiento de los sistemas de la Tierra, sistemas sin los cuales es imposible la vida. Confirmar lo obvio: la salud de la naturaleza es la salud de la humanidad.

* Sejenovich, H. (coord.); Slutzky, B.; Cabrera, S., y Aguirre, P. (2012). Rescatando la historia perdida. El pensamiento ambiental latinoamericano a la luz de las contradicciones actuales del desarrollo.